CRÍTICA DE CINE | «Kubo y las dos cuerdas mágicas», una obra de gran belleza visual

kubo y las dos cuerdas mágicas

El año actual está siendo muy prolífico en cuanto a películas de animación. De momento hemos tenido de todos los tipos y con unas calificaciones que van desde decepcionantes hasta excelentes, como son el caso de ‘Ice Age: El gran cataclismo’ o ‘Zootropolis’ respectivamente. La última de ellas, ‘Kubo y las dos cuerdas mágicas’ se sitúa entre las segundas.

Laika es el estudio detrás de esta película de animación. Ellos son los responsables de otros largometrajes como el aclamado ‘Los mundos de Caroline’ y los decepcionantes ‘Los Boxtrolls’. Con Kubo se puede afirmar sin peligro que el estudio ha conseguido dar un paso al frente combinando a la perfección una historia sencilla, pero atrayente, con un diseño visual simplemente bello.

La historia nos sitúa en el antiguo Japón, donde Kubo es un inteligente joven que lleva una existencia tranquila junto a su madre en un pequeño pueblo costero en el que nunca pasa nada. Se gana la vida como cuentacuentos, relatando a los aldeanos historias maravillosas empleado figuras de origami. Pero un día su vida se ve trastocada por completo cuando, accidentalmente, invoca a un espíritu del pasado que está decidido a cumplir con su venganza milenaria.

Tras este incidente, el chico se verá obligado a luchar contra dioses y monstruos tan peligrosos como el resentido Rey Luna o las malvadas gemelas, aunque por suerte contará con la ayuda de Mona, Escarabajo y de su shamisen, un bello instrumento mágico. Pero, si quiere salvar a su familia y resolver el misterio que rodea a su progenitor, tendrá que encontrar la armadura mágica que pertenecía a su padre, que fue un legendario guerrero samurái.

Toda esta historia lo que tratará es de seducir al espectador de dos maneras. La primera es por su sencillez narrativa que, sin ser demasiado original en lo que cuenta, lo hace de una manera natural, dejando que fluya sin forzarlo con demasiados elementos sobrenaturales. En esto hay que alabar a los guionistas, Marc Haimes y Chris Butler y al director debutante, Travis Knight.

Visualmente, como ya he señalado, la película desborda belleza. El método stop motion junto con el estilismo de la tradición del Japón feudal le sienta de maravilla al metraje. En definitiva, ‘Kubo y las dos cuerdas mágicas’ es una película que desprende “magia” por todos lados. La pena es que muchos la van a ver como una película infantil y no van a pensar en ella como una posible opción. Ellos se lo pierden.

Daniel San Juan

León. Periodista. Me fui a Madrid para realizar el Máster en Comunicación de El Mundo. El cine es una de mis grandes pasiones y me encargaré de traer las novedades más recientes respecto al mundo de los largometrajes.

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