CRÍTICA DE TEATRO | ‘Lo que vio el mayordomo’ de Joe O’Curneen

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El teatro Infanta Isabel acoge la adaptación de esta comedia con tintes eróticos estrenada en 1969 en Londres. Su autor (Joe Orton) no pudo ver sobre las tablas la que a la postre fue su última obra, al igual que Tomás Gayo no pudo terminar, por motivos distintos, pero por la misma causa, la producción de Lo que vio el mayordomo, cosa que han hecho sus amigos y compañeros como homenaje.

Toda la acción se desarrolla en una clínica mental muy peculiar regentada por el Doctor Prentice (Pep Munné) con la “ayuda” de su mujer (Marta Belenguer). Aunque el papel principal recae en este psiquiatra de métodos poco ortodoxos, no sabría decir cuál de todos los personajes se lleva el gato al agua, digamos que están todos metidos en el ajo. No es una obra en la que destaque un papel sobre los demás, sino un poquito de cada uno sobre el resto de la obra. Todos los personajes tienen su momento estelar.

Ya desde el principio aquello parece una casa de locos, en el buen sentido de la expresión, pero con el transcurso de la obra se da uno cuenta de que no hay que creerse curado de espantos hasta el final. La señorita Geraldine Barclay (Carmen Barrantes), su inocencia y su caja roja son las primeras invitadas a la fiesta, fiesta a la que se une Nick (Raúl Mérida), que junto con la señora Prentice serían como el hambre y las ganas de comer. En toda celebración que se precie no puede faltar el amigo listo y un tanto aprovechado, rol que en este caso le corresponde al Doctor Rance (Luis Fernando Alvés) y como remate entra en escena el bonachón del Inspector Match (Raimundo Prieto). Lo que no sé, entiéndase esto como guiño, es si será absolutamente necesario contemplar la estampa y las artes incalificables de Raúl Mérida vestida, ¡qué fea estás!

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En Lo que vio el mayordomo se atisban pinceladas del humor ácido inglés en unos personajes cuyo fin último es encontrar lo que para ellos supondría la explicación a la situación que viven, el miembro viril de Sir Winston Churchill. Sin desvelar detalles, tengo que decir que mentiría si dijese que tengo claro si la encontraron o no.

No es la mejor comedia que he visto, pero no está nada mal. La constante alternancia de los personajes en la escena como si fuera la acción una carrera de relevos y la ausencia de monólogos filosóficos extensos, cuya presencia no sería de extrañar visto el panorama, ayudan a solucionar el hándicap que supone para la atención del público que no haya cambios de escenario. El ritmo y el propio guión hacen que el espectador termine pensando que el que está tocado del ala es él mismo. Como pega diría que el tiempo que pasó desde el comienzo hasta que llegaron las primeras carcajadas fue demasiado para lo que se espera de una comedia, pero esto queda perdonado por el buen sabor de boca que deja el doble giro que da la historia como colofón, truco incluido.

El director dice que el mayordomo ni está ni se le espera, pero yo creo que sí existe, ¿vosotros que pensáis? ¿Quién creéis que es?

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Margarita Pérez

Me apasiona que me cuenten historias desde las tablas, desde la gran pantalla o desde la caja lista. ‘Mary Poppins’ me enganchó al cine, ’10 negritos’ al teatro. Nací con una tele debajo del brazo y un lápiz en la mano izquierda. «Librívora» desde la cuna. Escribo porque no sé vivir de otra manera. Ingeniera de Telecomunicación. Madrid, Madrid, Madrid…

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