Jueves.
Los jueves suelen ser días agridulces ya que el fin de semana está a la vuelta de la esquina, pero pesan los días desde el lunes. Otros los sufren menos por gozar de los maravillosos juernes que tanto amo (jueves+viernes. Lo que viene siendo un puente, vamos). A mi personalmente ya me cuesta un poco más llevarlos por el cansancio, pero este era diferente: María Villalón tocaba con banda en la sala Moby Dick de Madrid y yo me moría de ganas de presenciarlo.
Sabíamos que María es muy seguidora de las series de televisión, pero era la primera vez que yo estaba presente y llevaba este hobbie hasta un escenario. Hacia las 21.40 comenzó a sonar una música mientras la banda salió a un escenario el cual, aunque no fuese lo más grande del universo, me pareció precioso. Todo en madera, con el logo al fondo de la ballena que representa la sala Moby Dick. Juraría que esa canción de fondo forma parte del opening de Masters of Sex.
Comienza el concierto con la canción más marchosa de «El insólito viaje de una gota de lluvia», «Mágico y absurdo». Animando desde cero a la gente y revoloteando por el escenario estaba María y su banda. En los «ie ie» del final la gente coreaba con ella, así que estaba todo el mundo implicado desde el inicio. Le siguieron «Cosas que no sé de ti», que cantó mitad en español y mitad en italiano, y «5 cm». Aún recuerdo la gira pasada cuando María contaba la anécdota de lo que provocaba esta canción y su letra entre el público. ¡Qué recuerdos!
«Agradezco mucho que estéis hoy aquí. Me habéis llenado el tanque, y hoy lo necesitaba». Así se empezaba a dirigir María a todos los que acudieron a la cita aquella noche, a quienes les dedicó «La ciudad de las bicicletas». Tras esta canción empezaron las risas, que ya se hacían esperar demasiado. Tras «Una triste más» y «Ni tú ni yo», María hizo un alto en el camino para preguntar qué tal llevaba el flequillo. No es que fuese una pregunta random, sino que de moverse y el calor el flequillo ya estaba
despeinado. Esta chica es un show de verdad, da gusto.
«Dieta para dos» le siguió. Pero parece ser que María no se había quedado contenta antes. «No sé para qué pregunto si es obvio, ¡yo me lo noto fatal!». De repente, se escucha una voz tenue entre el público que de broma soltó un «jódete». María, que el oído lo tiene fino, lo escuchó. «¿Cómo que me joda? ¡Qué te he oído!» La gente se reía mientras María le dedicaba«Pedazos de soledad» a aquel ser tan majo.
Momento spam. El jueves fue el día del libro y como no podía ser de otra manera, nos recordó que había llevado unos pocos libros por si alguien quería adquirirlos. Después cantó el single de este nuevo trabajo, «Descalza». Cuando terminó, todo se quedó en silencio. Nadie habló hasta que empezó a sonar
una voz en off que me sonó familiar. «Toc toc toc, María Villalón. Toc toc toc, María Villalón. Toc to toc, María Villalón.» Sí, no era otro que Sheldon Cooper, de la serie The Big Bang Theory. Entre este detalle y la música para abrir el concierto, esa noche fue de serie. Me gusta que, aun pasando los años, María siempre hace algo nuevo en sus conciertos, convirtiéndolos en algo nada monótono.
Sheldon dio paso a «Sin Hablar» y el famoso dueto de esta gira con Susi, «Antes», que fue muy aclamado. Después de ello tuvimos la oportunidad de presenciar lo que María define como un don restringido: tocar el ukelele. ¿Y por qué un don restringido? Porque, al menos por ahora, sólo sabe tocar «Canción
de odio». Fue una interpretación muy divertida la que tuvo en esta letra. Entre medias presentó a la banda, compuesta por Álex, Simón, Alberto, Susi y ella misma.
Aprovechó para agradecer a la sala el poder estar allí esa noche y les dedicó «Tu coche azul eléctrico», y luego cantó «Parpadeo». «La batalla» fue la siguiente canción, que es también mi favorita de este
disco.
Hasta aquí todo genial, pero iba a mejorar aún más. En el BIS María anuncia una canción inédita, que era la primera a vez que la tocaban en directo y que esperaba que nos gustase. Os juro que empecé a sudar como un pollo, a emocionarme y a sufrir un momento fan de póster muy serio.
«Llueve, y las aceras están mojadas. Todas las huellas están borradas, la lluvia guarda nuestros secretos…». No me lo podía creer. La gente empezó a reír cosa mala, y me empecé a sentir el ser más tonto del planeta: María nos había trolleado de una forma muy seria y me lo había creído del todo. La odié por momentos, pero me empecé a reír yo solo. Tras el momentazo de la noche, le siguió «Todo arde». Qué bien suena esta canción siempre, ya sea con banda, acústica… es que da lo mismo. Eso sí, no cambio la versión con el solo de violín por nada. Una maravilla para los oídos. El concierto acabó como había empezado, con «Mágico y absurdo», no sin antes volver a agradecer la asistencia de la gente.
María se quedó firmando después de bajar del escenario. Y hasta ahí llegó la insólita noche en la que María se subió a Moby Dick para volver a hacernos disfrutar. No quiero pecar de ñoño, pero de verdad, si estás leyendo esto y no has ido a ningún concierto de María, ve. Cantas, bailas y encima te ríes, que de eso falta mucho en el día al día. Desde aquí mi enhorabuena a toda la banda (Álex, Simón, Alberto y Susi) que hace posible que disfrute cada vez que veo sus directos y a María por ser como es y reírse hasta de ella misma. Es un gustazo enorme verte siempre, ¡qué bueno que nos encontremos!
Yo volveré en breve, y hasta que eso ocurra ya sabéis que hacer… ¡Sonreíd!
¡Hasta pronto! ^^
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@Maria_Villalon
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