“Mi último regalo” es el desgarre emocional de una ruptura contado por Jedet Sánchez.
Hidroavión es una pequeña editorial que trata con mucho mimo a sus autores y hace que sus publicaciones se conviertan en pequeñas joyas, como es el caso de Mi último regalo, el primer libro de Jedet Sánchez. Me llega una segunda edición —ya que la primera la agotaron— con un cambio de portada pero, de nuevo, con una ilustración de Antonio de Norberto. En la contraportada se prevé un desenlace algo tormentoso pero a la vez muy real. Jedet empieza a contarte las horas más bajas de una relación, cuando crees —o más bien sabes— que aquello se está terminando sin ni siquiera llegar a verbalizarlo. El dolor que se te agarra al estómago y a su vez la pérdida de ganas por ingerir alimentos; el paso de las horas y una cabeza loca que no deja de dar vueltas son varios de los sentimientos que solemos experimentar ante una ruptura o desastre sentimental.
La veracidad de esta historia y la forma tan real y visceral de escribirla y sentirla son varios de los detonantes para que aquello que cuenta el escritor a ti también se te agarre al estómago. Jedet, a lo largo de esta especie de diario de emociones, va narrando en primera persona las distintas evoluciones por las que pasamos tras una ruptura. Lo hace de una forma muy peculiar en la que consigue que acabes entrando dentro del personaje y termina por encontrar palabras para describir todo aquello que tú también sentiste pero no supiste explicar. Anima ver cómo el protagonista va avanzando e intenta dejar atrás todas aquellas cosas que le hicieron daño, las decepciones que crecen y explotan. Pero también entiendes sus recaídas, entiendes que no es cosa de un día y que, seguramente, y tras salir algo airoso de lo que cuenta en el libro, posteriormente también se tenga que hacer un gran trabajo extra para cerrar capítulo de una vez por todas. El libro no se completa con la historia o narración de dicha ruptura ya que hay hueco para más. La segunda parte está compuesta por varios mini-relatos en los que el autor se mete en la piel de personajes controvertidos y que seguro no dejarán indiferente a nadie. Estos relatos acaban por convertirse en cantos de libertad, gritos desesperados a una sociedad que impone día a día etiquetas y crea estigmas allá por dónde va.
En definitiva, Mi último regalo es un invite a vivir la vida tal y como la sintamos sin necesidad de cambiar un ápice o vernos afectados por las circunstancias o hábitos que nos rodeen. Seguro que podrás o has visto a Jedet en sus conocidas redes sociales, pero seguro también que podremos verlo escribiendo muy pronto de nuevo.
¿Alguna vez comparaste a tu corazón con un Tamagotchi?, Federico Calabuig sí.
Otra de las pequeñas joyas minimalistas que nos ofrece la editorial Hidroavión dentro de su catálogo es Mi corazón, un Tamagotchi. El director, guionista, periodista y también ahora escritor Federico Calabuig nos acerca a la similitud de nuestro corazón con el funcionamiento de uno de nuestros juguetes de la infancia, un Tamagotchi. Todos hemos vivido qué es que se te muera uno de estos, lo hemos tenido que alimentar, jugar con él y hasta cambiar y limpiar cuando se hacía sus necesidades. ¿Pero es que acaso no estamos acostumbrados a hacer lo mismo con nuestros corazones? Intentamos darle actividad cuando se empieza a dormir, le curamos de las heridas que los demás o nosotros mismos provocamos y a veces le damos una tregua mandándolo al banquillo. Precedido por el prólogo de una Zahara que nos entrega en bandeja a Calabuig y nos invita a disfrutarle, el autor nos acerca a todas esas reflexiones de las que hablaba y que las hará palpables con sus pequeñas narraciones, donde te verás reflejado no una ni dos, si no probablemente muchas más veces.
Una de las partes del libro de Federico es una cronología del amor, en la que te sorprenderá —y hasta seguro que esbozarás más de una sonrisa— ser consciente de cómo a lo largo de nuestra vida, y de la de los demás, el amor aparecer en distintas situaciones y circunstancias totalmente adversas y dispares. Otra de las cosas a destacar del libro es la toma de consciencia de cómo nos empezamos a adentrar en el mundo de lo sentimental y del amor a una temprana edad y cómo van afectándonos los distintos encuentros o desencuentros que el autor narra de una peculiar forma muy naíf, como naíf también es la portada que acompaña al libro, con su diseño lleno de colores en su exterior. En definitiva, Mi corazón, un Tamagotchi nos invita a recordar que nosotros también hemos vivido aquello y que, aunque a veces nos neguemos a reconocerlo, también alimentamos a nuestro particular Tamagotchi.
Agradecimientos: Ediciones Hidroavión
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