Acabo de terminar de leer “Madre hay más que una”, el nuevo libro de Samanta Villar; he dejado diez minutos de reposo y siento la necesidad de ponerme a escribir ya sobre ello. Samanta ha hecho que me haya quedado con un sabor agridulce después de su lectura, este sabor agridulce confirma el éxito del libro y creo que cumple completamente con su función.
“Madre hay más que una” se encarga de demostrar todas y cada una de las caras que la maternidad ofrece. Empezando por la gestación de un futuro bebé, los problemas de quien sufra la no fertilidad y las diferentes formas para combatir esto y cumplir el objetivo o necesidad imperiosa que es la maternidad o paternidad para quienes lo desean. La periodista nos explica y nos hace entender que la fecundación in vitro o la ovodonación no hacen que ningún progenitor sea peor por el hecho de que exista la infertilidad, sino todo lo contrario. La deseada búsqueda y el increíble esfuerzo por llegar a la maternidad de una manera, en ciertos casos, dificultosa, hacen que el resultado final sea una explosión en un acto de generosidad multiplicado infinitamente.
Este es un libro necesario debido a la desinformación de muchos de nosotros sobre estos temas. Necesitamos saber todas las formas y avances de los que podemos disfrutar hoy en día para llegar a cumplir con el sueño de tener un legado como son los hijos. Samanta explica cada concepto y todo lo que ello conlleva con un claridad que es de agradecer, pero con algo que es más de agradecer aún: no ocultando las consecuencias que, en cualquier caso, se pueden dar de manera negativa o positiva, al igual que su porcentaje de error o acierto. Otro de los objetivos del libro es desenmascarar el concepto de familia tradicional del que cada vez vivimos más alejados. Perder el uso de este concepto también puede traernos un montón de consecuencias positivas si estamos dispuestos a vivir nuestra vida de manera libre y sin prejuzgar ni prejuzgarnos.
La culpabilidad de todos los que no consiguen alcanzar la fertilidad para mí, y sin estar claramente marcado, es el tema estrella del libro, y es que basta ya de fustigarnos con algo tan brutalmente duro cuando, a su vez, y gracias a la ciencia, tenemos distintas maneras de superar esta barrera. El testimonio de Samanta, tras conseguir ser madre gracias a la ovodonación, hace que el libro coja fuerza y que nos pongamos en el lugar de cada uno en las diversas y libres maneras de ser madre que ella se plantea, aún estando en una edad que algunos se atreverán a no recomendar para con la maternidad.
Una vez desarrollados todos estos conceptos y alcanzado el embarazo, Samanta nos va describiendo cómo es la evolución de su caso personal y particular llevando dos futuros bebés dentro de sí misma. La catalana rompe con el mito del idílico embarazo al que parece que tienen que estar hechas las mujeres, relatando una serie de consecuencias que harán que tu día a día sea algo más desagradable si alcanzas el estado de gestación, sin olvidar las posibles dificultades que puedes vivir dentro de esos nueve meses, en el mejor de los casos.
Esta claro que la maternidad/paternidad no es un camino de rosas, y ya era hora de que se siguieran rompiendo los tabús sobre las distintas formas de llegar a ella. Desde luego que leer a Samanta en este libro me ha hecho plantearme muchas cosas que reservaré para mí, pero, sobre todo, lo que hay que hacer es darle las gracias por la generosidad de contar su experiencia personal y por dar visibilidad a estos nuevos métodos familiares y formas de llegar al objetivo con el que tantas personas tienen que lidiar cada día.
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