El regreso de Hable con ellas: La audiencia quiere hablar, no llorar

hable con ellas

Dicen que las segundas partes no suelen ser buenas, pero las terceras… tampoco. Este domingo regresó a la parrilla de telecinco Hable con ellas, el talk show de Mediaset donde cinco rostros femeninos comentan y debaten sobre distintos temas de actualidad (o no). Fue un retorno esperado, con la incógnita de cómo se moverían las nuevas presentadoras y cómo actuaría el falso directo sobre un formato criticado por los espontáneos fallos de temporadas pasadas. Sin embargo, más allá de mejorar, la conclusión fue unánime: llore, no hable con ellas.

Sandra Barneda y Rocío Carrasco hicieron de anfitrionas ante las nuevas co presentadoras del espacio: Mónica Martínez, Alba Carrillo y Soledad León. Cada una ocupó de un rol (poco diferenciado, eso sí) durante las casi cuatro horas de show que en muchos casos se convirtieron en miles ante un dramatismo contraproducente previa frescura recordada en temporadas pasadas. Sólo esta última, interpretada por Josep Ferré, dinamizó el ingenio y las dosis ácidas de espectáculo que dejaron patentes Yolanda Ramos y Marta Torné (antiguas conductoras que no renovaron).

Porque se las echó de menos. Mucho. Especialmente a Yolanda Ramos, quien se convirtió en la base de la comicidad del programa, la frescura y espontaneidad que atrajo a numerosos espectadores las pasadas temporadas. En este retorno, no obstante, la equivalencia de papeles entre las presentadoras dejó patente una línea llana que sólo se rompió con unos continuos mini ataques entre ellas, los cuales, en el caso de ser reales, podrían ser contraproducentes a largo plazo.

El comienzo ya anunció que el corazón abarcaría gran parte del espacio. Y es que, iniciar un programa con una portada de la revista Hola en la mano, invocando espíritus de otros espacios del grupo como Cazamariposas o incluso el extinto Aquí hay tomate (de hecho no faltó ni Carmen Alcayde), ya hizo presagiar el giro que se iba a producir. Y así fue. Las entrevistadoras se convirtieron en entrevistadas y tanto Rocío Carrasco como Alba Carrillo fueron preguntadas –a modo de exclusiva– sobre su vida sentimental.

La primera anunció nuevos detalles sobre su boda; la segunda, todo el historial de infidelidades de su marido Feliciano López. Al más puro estilo de telenovela venezolana, Carrillo dispuso de la mayor parte del tiempo ubicado en prime time para contar con todo tipo de detalles cómo fue su noviazgo y matrimonio con el tenista; una forma de introducir al target de Telecinco ante una historia quizás desconocida, pero excesiva para el público más joven que buscaba ritmo y desparpajo con ellas, no un mar de lágrimas.

Tras ambas historias, el formato de La fábrica de la tele recurrió a un oportuno debate sobre infidelidades en el que contertulios y presentadoras, salvo Mónica Martínez, que actuó de mediadora, se posicionaron a ambos lados del sofá. Para finalizar, la corresponsal en Honduras de Supervivientes, Lara Álvarez, contó su experiencia en la isla y cómo había echado de menos a su perro. Un broche final al más puro estilo QTTF.

¿Podría calificarse de ‘decepcionante’ el retorno de Hable con ellas? ¿Qué falló en el programa? ¿Qué puntos positivos se podrían destacar de esta nueva temporada? Vayamos por partes.

  1. El falso directo. El programa de La fábrica de la tele fue grabado el pasado jueves 14 de julio en un intento por evitar los fallos del directo sufridos temporadas pasadas. No obstante, esa espontaneidad que en muchos casos se traducía en la carcajada del público, en esta ocasión quedó opaca ante un programa carente de ritmo por otras razones. Sí que es cierto que de este modo se evitó el desorden, el no ubicar la mirada en la cámara que estaba grabando, pero también perdió una esencia vital del programa: no saber qué va a pasar. 
  2. Dramatismo. El público que este domingo vio Telecinco se aburrió con Alba Carrillo. El objetivo fue sacar la exclusiva, conocer la historia en voz y llantos de su protagonista, pero la que fuese mujer de Feliciano López no empatizó con una audiencia que buscaba acidez, emoción, morbo, pero no de ese tipo. 
  3. Lejos del original. Sandra Barneda reconoció en numerosas entrevistas que le gustaría presentar un talk show conducido por mujeres al más puro estilo The View (ABC) y finalmente Vasile se lo concedió. El único inconveniente es que Estados Unidos no es España y las comparaciones, en muchos casos, pueden ser odiosas. 
  4. Un late night que intenta colarse en horario generalista. Hable con ellas se inició en late night con el fin de buscar hueco en un espacio de la parrilla que necesitaba reinventarse. Un horario como tal dio la posibilidad de poder hablar sin tapujos sobre cualquier tema sin necesidad de cuidar las palabras ante los diferentes organismos reguladores al acecho de cualquier fallo lingüístico. Ver cómo cinco mujeres hablaban sobre sexo sin censura atrajo a una audiencia que terminó por buscar el morbo en sus palabras y actos, más allá del formato en sí. Pero, oye, les funcionó. El problema es que con esta nueva etapa todo ha cambiado, y, hasta que su audiencia tradicional espera la madrugada cual Cenicienta su calabaza, el zapping sin retorno se predispone como atractivo para huir de la charla de sobremesa. 
  5. Marca Sálvame. No todo iba a ser malo. Si por algo se caracteriza Telecinco es por su capacidad de generar contenidos entorno a unos pocos personajes que protagonizan las 24 horas de su parrilla. Para ello hay un agente esencial, Sálvame, y una productora en común a sus espaldas, La fábrica de la tele. Los creadores de otros programas como Aquí hay tomate, Cámbiame o Cazamariposas, son unos expertos en este tipo de formatos, y se nota. La experiencia les ha llevado a especializarse en un público que conocen a la perfección y saben cómo funciona, qué busca, cómo mantenerlo pegado frente a la pantalla. Sólo observen, analicen y esperen.

Ante tales puntos la cuestión de cómo avanzará el programa se presenta como una incógnita. Por el momento la audiencia de Telecinco no ha respaldado el regreso de Hable con ellas, pese a disponer un target cercano al de Supervivientes y poder haberle arrastrado ante el hábito de consumo generado el domingo por la noche. Hay que recordar que durante la época estival el público frente a la pequeña pantalla se reduce pero… ¿será capaz de levantar el 11,1% y escaso 1.196.000 espectadores logrado? ¿Se impondrá al habitual consumo de cine que ofrece la competencia? ¿Debe regresar a su horario tradicional para poder retomar el timón de su camino? Quién sabe, pero, reescribiendo aquella mítica canción de Alaska, el público de Hable con ellas lo tiene claro: “No quiero más dramas en mi tele”.

Miriam Puelles

Dicen que nací con un mando a distancia bajo el brazo, pero ni así pude evitar ver a Leticia Sabater hacer flexiones por televisión. Sin embargo, no todo fue malo. Aprendí a imitar a Lina Morgan, me creí un genio de lámpara con Paz Padilla, cantaba “*furor furor nana nana nanara*” a todas horas y siempre quise participar en ‘Soy el que más sabe de TV del mundo’. Tal vez por ello ahora me dedico a escribir sobre mi adorada pequeña pantalla. Y, tal vez por eso, hice de ello mi modo de vida.

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