NO ME LO TENGAS EN CUENTA: Un tiempo nuevo, lo que se dice «nuevo», no es

Buscaban innovar, reinventarse, arrastrar a un grupo de la población que se les ha predispuesto como distante desde mucho tiempo atrás. No obstante, todo intento ha sido en vano al comprobar que ni los pagos a base de ceros finales, ni las exclusivas, ni los recurrentes como seguro de éxito, han generado el efecto deseado. Telecinco buscaba “un tiempo nuevo” y lo máximo que ha encontrado han sido vestigios del pasado, de un nostálgico pasado.

El 25 de octubre la cadena líder del grupo Mediaset estrenaba un nuevo espacio repleto de actualidad, caras conocidas y lleno de ganas de liderar el prime time. Pero a juzgar por las distintas entregas, y por el propio contenido en sí, mucho han de cambiar las cosas para que esto suceda.

‘Un tiempo nuevo’ bien podría haberse denominado ‘La noria 2’, ‘El gran debate 2’ o incluso ‘Abre los ojos y mira 2’; al fin y al cabo el orden de accesorios no altera al producto. La esencia es la misma: ofertar un programa de actualidad con cierta predisposición “periodística” y tendencia política, para luego reencaminarlo con sutileza hacia un contenido mucho más cercano al público de Telecinco. Con esto no quiero decir que el fin último sea reinventar ‘Sálvame Deluxe’ los sábados –ya que se probó no hace mucho y no es la mejor opción – sino, simplemente, tratar que su propio target no se sienta excluido ante un debate “político” más encaminado a cubrir horas de la parrilla de Cuatro o La Sexta.

La idea parecía buena, incluso habían fichado a Pepa Bueno como colaboradora, sin embargo, la aparición de Bertín Osborne como estrella invitada – por delante incluso de Montoro – no hacía presagiar un buen final. Si bien es cierto que en ‘Hable con ellas’ dispuso de un gran momento televisivo, la no intervención de Beatriz Montañez al respecto disminuía el interés de la audiencia; por mucho que su excompañera y actual presentadora del programa que tratamos, Sandra Barneda, se encontrase en plató.

Y es que la catalana parece haber monopolizado la parrilla de Mediaset. De sobra es conocido el gusto de los grandes conglomerados mediáticos de pluriemplear a sus estrellas y, en esta ocasión, Barneda está viviendo su momento. Lo que comenzó como un oficio de presentadora/azafata junto a Jordi González en sábados noche pasados, pronto deparó en conductora del law show ‘De buena ley’, para desembocar en su auge como cara de la cadena gracias al polémico ‘Hable con ellas’. Desde entonces Sandra Barneda se ha convertido en la omnipresencia de Mediaset para unirse a ya “históricos” como Jorge Javier Vázquez o Jesús Vázquez. Y es que si alguien le gusta a Vasile, ese alguien pronto será reconocido por las casas de toda España. En definitiva, que le tendremos hasta en la sopa.

El problema es que, a diferencia de lo que mostraba y demostraba en ‘Hable con ellas’, la moderación de un debate no es tan sencillo como parece; más aún si entre los ponentes se encuentran expertos de largos minutos televisivos a sus espaldas. La falta de entendimiento de los argumentos, cortes y disputas que los invitados escenifican de manera continua genera un clima adverso hacia una audiencia que busca sencillez y claridad. Nadie puede negar que lo intenta, y probablemente no sea su culpa, sin embargo, el resultado está a la vista.

La esperanza de la cadena por remontar el mal dato de audiencia del programa inicial parece ser que se concentró en el talonario. Entrevistar a Javier Limón, el marido de la también omnipresente mediática Teresa Romero, creyeron que sería una buena opción para arañar varias décimas. Además, por si no fuera poco, una entrevista a Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, y otra al juez Gómez Bermúdez, deberían de completar una maravillosa noche de éxito para la cadena. Sin embargo, no ha sido así, y sólo han mejorado cuatro décimas con respecto al primer programa; a diferencia de ‘La Sexta Noche’, que continúa imparable en su carrera al éxito permanente del sábado noche.

Es por ello que, tal vez, la cadena debería plantearse si tratar de imitar un formato que funciona ya en un día y horario fijo es viable. Puede que en otras ocasiones hayan tenido más suerte, no obstante, el público de Mediaset cada vez es más cerrado, más segmentado, y los debates políticos como atracción nocturna quizás no sean lo más acertado. Si bien es cierto que en un pasado no muy lejano la cadena dispuso de gran aceptación popular con espacios idénticos, esta audiencia originaria parece haberse mudado a la competencia y, a juzgar por las cifras, se ha marchado para no volver.

Por Miriam Puelles (@miriampuelles

Miriam Puelles

Dicen que nací con un mando a distancia bajo el brazo, pero ni así pude evitar ver a Leticia Sabater hacer flexiones por televisión. Sin embargo, no todo fue malo. Aprendí a imitar a Lina Morgan, me creí un genio de lámpara con Paz Padilla, cantaba “*furor furor nana nana nanara*” a todas horas y siempre quise participar en ‘Soy el que más sabe de TV del mundo’. Tal vez por ello ahora me dedico a escribir sobre mi adorada pequeña pantalla. Y, tal vez por eso, hice de ello mi modo de vida.

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