Alaska y Mario vuelven este domingo a MTV: El secreto de su éxito

Cuando parecía que el mejor reality show de la MTV había pasado a mejor vida, convertido en memorabilia para todos sus fans, saltó la sorpresa: Alaska y Mario iba a volver. A pesar de que el programa se despidió en su tercera tanda, y todo parecía indicar que se quedaría en una trilogía de culto, la cadena —ahora de pago— junto con la productora El Terrat han preparado una cuarta temporada que se estrena este domingo 6 de septiembre a las 22h. Estamos pues, ante uno de los regresos más esperados del nuevo curso.

Alaska y Mario nos trajeron, allá por el 2011, un tipo de telerrealidad impropia en este país: su programa  no necesita de un conflicto como eje central o punto de partida para resultar tremendamente entretenido, funcionando, más que como un reality, como una serie de televisión. Y es que si no estuviésemos ante una de las parejas más famosas de España, Alaska y Mario podría pasar por una ficción, porque todo su universo, o el que mostraron en cada episodio, parecía perfectamente medido para enganchar a la audiencia, como si hubiera habido un casting previo.

No sólo el propio matrimonio, con su particular estilo de vida, enamoraron a la audiencia: el reparto que gira alrededor de ellos ponía la guinda a ese gran pastel rosa y kitsch. Secundarios tales como las Nancys Rubias, con el humor de JuanPe, la simpatía de la Favor, o la cordura de Marta, aportaban momentos inolvidables, sobre todo en la segunda (y mejor) temporada, que junto con la gran Topacio Fresh, acompañaban a Alaska y Mario en su luna de miel por Los Ángeles y Las Vegas. No se quedaban atrás la madre de Alaska (y casi de todos), América, un perfil nuevo de señora mayor encantadora; la peluquera de la pareja Juanba, Nacho Canut (la segunda parte de Fangoria), y una infinidad de personajes de ese mundo tan frívolo a la par que entrañable, como el diseñador David Delfín, Carmen Lomana, Bimba Bosé…

Quizá Alaska y Mario Vaquerizo son los únicos personajes de este país que merecen tener un docu-reality de este tipo, porque ¿alguien se imagina como hubiera sido un formato similar con la vida de Marta Sánchez o Alejandro Sanz? Mario y Alaska son capaces de rellenar los minutos de cada capítulo sin necesidad de prepararlo. Su vida en sí es entretenida. Y por eso todo el que ha visto su reality ha acabado encantado. Dijo Risto Mejide una vez que el fenómeno fan surge cuando una persona quiere parecerse a ti. Y todos, en ciertos aspectos, queremos ser como Alaska y Mario. Tan despreocupados para algunos asuntos como firmes en nuestro trabajo, divertidos y alocados con 50 y 40 años como chavales de 18. Todos queremos coger una autocaravana e irnos a recorrer EE.UU. con nuestra pandilla de amigos, tener una pareja con la que reír… Una filosofía de vida lejos de los convencionalismos más aburridos sin despegarse de la realidad social es lo que hizo cautivar a un pequeño pero fiel público, que a día de hoy sigue creciendo.

El fenómeno Alaska y Mario ha seguido su curso con colaboraciones en programas de radio, o incluso en una derivación del reality que fue el Tea-Party, donde la pareja se sentaba a tomar el té mientras comentaban temas que les parecían interesantes con invitados estrella. Pero ya nada ha sido lo mismo. El personaje de Mario Vaquerizo funciona solo en un contexto desenfadado y natural, y chirría en un coloquio. Alaska está bien donde sea, pero en el reality vimos otra faceta nueva suya que la engrandecía como persona y como artista.

El programa nació en el año 2011, en un momento de plena crisis económica. Y como dijo un día Alaska: «el lujo en tiempos de crisis es lo que nos hace humanos». Hay que darles las gracias por arriesgarse, en un momento delicado, a mostrarnos la trastienda de la fama, con sus personajes snobs y su derroche, pero también con su diversión, espontaneidad y una naturalidad nata por la que deberíamos preguntarnos si es la falta de un guion lo que ha hecho que Alaska y Mario sea el gran programa que es. Lo seguiremos descubriendo a partir de la 4ª temporada, de la que aún no conocemos el tema principal, aunque algunos lo pedimos a gritos: unas vacaciones de verano del matrimonio y sus amigos por alguno de sus lugares fetiche del mundo.

Víctor Santos

Polifacético, aficionado al humor y a escribir. Estudiante de publicidad. No sabe cantar, no sabe bailar, pero no se lo pierdan

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