No hace apenas ni dos semanas desde que empezó la nueva y segunda edición de Got Talent en Telecinco y ha llegado cosechando éxitos de audiencia para la cadena. Dos noches a la semana podemos ver las diferentes actuaciones de los diversos artistas que pasan por el programa, a los que después el jurado formado por Jorge Javier Vázquez, Eva Hache, Edurne y Risto Mejide les someterá a valoración.
El actor y ahora presentador de este programa, Santi Millán, se ha convertido en uno de los sellos más carismáticos y representativos del formato. Esta temporada venía precedida por los distintos rumores sobre el mal rollo entre los miembros del jurado tras la incorporación del publicista Risto Mejide sustituyendo a Jesús Vázquez. Con tan solo ver los primeros programas de esta nueva temporada podemos ver y percibir que esos rumores son absolutamente falsos. Me da la sensación, y creo intuir, que el jurado se encuentra en un momento de armonía y bienestar pero, sobre todo, en un entendimiento de lo que el espectáculo representa en el mundo de la televisión, sin olvidarnos de que Got Talent, a parte de ser una plataforma de búsqueda de talentos, no deja de ser un programa de entretenimiento en el que lo verdaderamente importante es eso, entretener. Se pasan los programas enteros juzgando y valorando a los artistas que pasan por el escenario, pero ya es hora de valorarlos a ellos como jurado.
Jorge Javier Vázquez sufrió el rumor de no empatizar con el nuevo miembro del jurado, desconozco si eso realmente es verdad o mentira, pero, a mis ojos, lo que realmente puedo percibir es un respeto profesional bastante estricto entre ellos. El presentador de los principales programas rosas de la cadena dejó atrás su faceta como tal para formar parte del jurado de Got Talent, suponiendo este cambio una novedad en su carrera. Probablemente, es el más conocedor del medio televisivo de todo el programa y en este formato podemos ver su parte más relajada y divertida, sin tener la responsabilidad ni llevar el peso de lo que presentar supone. Precisamente, por todo lo que lleva a sus espaldas y su amplia carrera, quizás sea el miembro del jurado con mayor sentido del espectáculo y así es como nos hace disfrutar cada programa con sus desenfadas valoraciones con una pizca de cordura que hace que no se pierda la esencia del Jorge Javier Vázquez que todos conocemos.
Como ella bien dice, quizás Eva Hache sea la parte más fría de todos los componentes del jurado, pero, seguramente, ahí resida su cualidad para formar parte del mismo. La humorista se muestra discreta en cada programa y aportando la cantidad de palabras y minutos exactos de manera inteligente. Por todos es conocida la habilidad de hacernos reír de Eva a lo largo de toda su carrera, y en este programa no es menos, ya que sabe perfectamente en qué momento y qué manera es la idónea para soltar uno de sus golpes de chispa que nos hace sonreír en cada intervención. Quizás sea la que menos acostumbrada está a este tipo de programas, pero una temporada le ha servido de sobra para mostrarse segura, tranquila y con la frescura que le caracteriza.
Sin ninguna duda, Edurne es el miembro más sensible y emocional del jurado; la parte más respetuosa, elegante y políticamente correcta del programa. Lo de ser precisamente eso, políticamente correcta, es un arma de doble filo al que la cantante lleva jugando desde el comienzo de su carrera tras salir del programa que le dio la fama, Operación Triunfo. Me alegra ver en esta nueva temporada cómo poco a poco Edurne se va desencorsetando y se comporta de una manera menos cordial. Este programa le está sirviendo para acercarse a la audiencia de una manera distinta a la habitual en ella; está cómoda y se nota, se divierte y también se nota, pero sobre todo, me atrevería a decir que es el miembro del jurado que más disfruta con las actuaciones del programa. Se deja sorprender y está abierta a cualquier tipo de habilidad por parte de los concursantes. Bien por ella.
El último, y a la vez el más novedoso, miembro del jurado es Risto Mejide. Ya de poco le sirve esconderse sobre esa máscara con la que se dio a conocer. Risto ya no es el Risto del principio, y eso es bien sabido por todos. Y lo digo de manera positiva, porque considero que ya no tendría ningún interés ver a un Risto extremadamente sincero y estricto con los concursantes. Evidentemente, hace muchos años de aquello. La vida del también conductor de Chester in love ha evolucionado y cambiado bastante, y todo aquello se ve reflejado en su comportamiento y en su forma de pensar. Intuyo que no le ha costado nada hacerse con el cariño y el respeto de sus otros tres compañeros de mesa, y en cada programa podemos ver una complicidad con ellos entre bambalinas que hace despreocuparse del presunto mal rollo entre el jurado del formato producido por Fremantle. A su vez, estamos viendo la parte más vulnerable de Risto cuando se emociona, cuando se queda sin palabras o cuando los concursantes del talent show del momento le rozan el corazón. Qué gusto ver a un Risto no tan preocupado por mantener su papel de malo malísimo en cada una de sus intervenciones.
Por el momento, tendremos que seguir estando atentos a las distintas entregas de Got Talent que Telecinco nos tiene preparadas para sus dos citas semanales. Por ahora, la audiencia respalda esta sobredosis del programa.

Nacido en Madrid. Parte creadora. Entrevisto y escribo sobre libros en YourWay Magazine. Cine. Televisión. Técnico en producción audiovisual y aficionado a escribir y leer en mis ratos libres.
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