Anastasia, el musical que llegó desde Broadway una vez en septiembre.
Basada en la película de animación, cuenta la supuesta historia de la Gran Duquesa Anastasia, hija del zar Nicolás II, la cual, según cuenta la leyenda, sobrevivió al fusilamiento de su familia en 1918 y, como una joven desmemoriada, viajó a París para reencontrarse con su abuela y su pasado.
Prácticamente nada que objetar a nivel vocal, en todo caso que la entonación y los diálogos me recordaban demasiado a las películas Disney, pero tiene un pase, Anastasia ya es una princesa Disney. El que en un musical las voces sean las adecuadas es algo que se da por supuesto, aunque no siempre pasa, con lo cual, un punto a favor de los directores de casting y mi enhorabuena para el elenco, cuando una no acierta ni a entonar el cumpleaños feliz, es de agradecer escuchar algo que no suene a cantos de sirena. No me pareció que destacaran unos personajes sobre otros teniendo en cuenta el papel de cada uno, con el claro protagonismo de Jana Gómez (Anastasia) e Íñigo Etayo (Dimitry) como es lógico.
Este musical, que elige Madrid para su presentación en Europa, vale más por lo que se ve que por lo que nos cuentan y lo que se ve vale mucho. La historia es la que es, una pastelada con algún que otro momento cómico, pero una pastelada al fin y al cabo. Con ciertas diferencias con respecto a la película, evidentemente, los malos de cuyas manos salen haces de luz verde cuando se enfadan no aportan mucha credibilidad, que se diga. Bien las luces y bien la música, pero lo realmente alucinante en este espectáculo es el atrezo. Me quedé prendada del montaje, de los cambios de decorado y de cómo las pantallas dan la sensación de ser auténticas ventanas. Este es un claro ejemplo de lo que es poner la técnica al servicio del ser humano, verdaderamente asombroso.
Nunca sabremos si la historia de Anastasia fue verdad, ni siquiera si ocurrió tal cual ha llegado a nuestros días si lo fuera, pero merece la pena creer que así sucedió y vivir esta experiencia inmersiva. Ver París al fondo del escenario es una pasada, París os abrirá el corazón.
Tanto en la obra como en la película me parece rápido el desenlace para lo lenta que es la trama, pero lo tomaré como la intención de transmitir al público lo precipitado de la decisión. Sorprende también la resignación de quien ha estado esperando una eternidad para recuperar lo que tanto anhela, todo porque triunfe la mayor verdad que existe, el amor.
MÁS INFORMACIÓN | «ANASTASIA, EL MUSICAL»

Me apasiona que me cuenten historias desde las tablas, desde la gran pantalla o desde la caja lista. ‘Mary Poppins’ me enganchó al cine, ’10 negritos’ al teatro. Nací con una tele debajo del brazo y un lápiz en la mano izquierda. «Librívora» desde la cuna. Escribo porque no sé vivir de otra manera. Ingeniera de Telecomunicación. Madrid, Madrid, Madrid…
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1 Comentario
Fui con mis hijas a ver la obra y no pudieron ver nada porque les tapaban la visión los espectadores de la fila de delante. El teatro no es adecuado para ir con niños que no tengan la estatura suficiente. Una decepción enorme para mis hijas.