La obra escrita y dirigida por Fernando Sansegundo nos hace ver cómo los conflictos sucesorios de la Edad Moderna y las artimañas que usaban entonces para resolverlos no se diferencian tanto de los tejemanejes a los que recurren algunos hoy en día con tal de alcanzar sus aspiraciones.
María Fernández Estuardo (Noelía Benítez) e Isabel Sánchez Tudor (Pepa Gracia) mantienen un violento conflicto como ya lo hicieran sus tocayas en el siglo XVI. Con las diferencias culturales, económicas y sociales pertinentes, nos acercan la lucha encarnecida entre ambas mujeres.
La boca de la interna 1587 se llena con las palabras: “El capital lo hace la gente, no los bancos”, sin embargo no parecen tenerlo muy en cuenta en la toma de decisiones. A medida que avanza la obra va uno dándose cuenta de cómo un conflicto entre dos personas puede llevarse por delante a muchos que, digamos, pasaban por allí. Hecho que, si abrimos un poco los ojos, veremos a pocos metros de nuestras narices.
Queda patente el efecto nocivo que el rencor, el ansia de poder y la capacidad de manipulación tienen sobre el ser humano. El carácter soberbio e impetuoso de Isabel pretende perturbar la aparente paz y coherencia de los actos de María. Mujeres que se escudan en la actitud de la contraria para justificar la suya, aprovechando la excusa del “y tú más”. De vez en cuando los atisbos de compasión y entendimiento parecen relajar el ambiente, pero el espejismo enseguida se evapora, sólo consiguen estar a la misma altura, en sentido literal y figurado, cuando Isabel se quita los tacones.
En un punto de la obra Isabel llama reclusa a María en lugar de interna, no sé si por exigencias del guión o por desliz, quizás la traicionó el subconsciente, al fin y al cabo ellas mismas son su propia cárcel.
El ritmo y el tono de las conversaciones arrastran al espectador al epicentro del conflicto sin que tenga apenas armas para salir de él posicionándose en uno de los bandos. Me tranquiliza saber que no me identifico con ninguno de los dos papeles, me puso más nerviosa María que Isabel, eso sí.
Si vais a ver la obra, os aconsejo que leáis previamente la historia de María Estuardo e Isabel Tudor, os ayudará a identificar y ubicar muchas de las situaciones y los diálogos.
Al igual que los personajes, el espectador no debe bajar la guardia, cosa que facilita una sala que perfectamente podría ser el salón de tu casa, siempre me ha parecido laudable atrapar al espectador con tan poco y tan de cerca, ahora bien, las conversaciones son demasiado largas y densas para mi gusto. La cumbre necesita mucha atención, no es un tema fácil, cada frase es un dardo envenenado y os puedo asegurar que los dardos vuelan de un lado para otro con una rapidez y una facilidad pasmosas.
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Teatro del arte
Jueves 20.00h | Viernes 22.00h
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Me apasiona que me cuenten historias desde las tablas, desde la gran pantalla o desde la caja lista. ‘Mary Poppins’ me enganchó al cine, ’10 negritos’ al teatro. Nací con una tele debajo del brazo y un lápiz en la mano izquierda. «Librívora» desde la cuna. Escribo porque no sé vivir de otra manera. Ingeniera de Telecomunicación. Madrid, Madrid, Madrid…
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