Las puertas de la sala Paddock se abrieron a las 20.30h para que la gente que hacía cola en la calle fuese entrando y acomodándose frente al escenario. Hacia la derecha, izquierda o centro; más adelante o más atrás; piso de arriba o planta baja… Todo el mundo se iba situando sin saber lo que estaba por venir, y es que Münik venía con ganas de hacer saltar a todo el que estaba presente.
La banda sale. Se acomoda. Se miran entre ellos y comienza a sonar «Diferente pero igual«. Nika sube al escenario entre aplausos y comienza desde el minuto cero a animar al público. No me hizo falta ni una canción entera para comprobar que llevan luchando por esto mucho tiempo y que, por fin, había llegado el día que tanto habían esperado.
Después de «Sígueme» y «Tan lejos» llegó un momento muy especial para mí. Voy a resumirlo en que Nika fue la primera cantante por la que me sentí un fan en toda regla al conocerla. Y claro, que empiece a cantar «Sé que tengo mucho que decir, mis palabras son secretos que no encuentro…» me dio la vida. La gente se volcó por completo cantando cada palabra de «Ser yo«. Fue de esas situaciones en las que, poniéndome en la piel de Münik, tendría el vello de punta. Fue un momento remember en toda regla que me transportó a épocas anteriores con «Lento».
«Vamos con un poco de rock que sino nos ponemos sentimentales» comentó Nika antes de empezar a cantar «Mi vida Rosa«. Fuera chaqueta (a rayas rojas y blancas, preciosa) y a saltar como si no hubiese mañana. ¿Que el sonido va y viene? No importa, lo siguen dando todo. ¿Que el micro parece que a medida que avanza la canción falla cada vez más? Pues tan fácil como sujetarlo con una mano y seguir saltando. Todo menos perder la energía que nos había contagiado.
Cambiaron el micrófono mientras nos preparábamos para disfrutar «No me quiero ir de aquí«. Creo que en aquel instante todos pensamos lo mismo que dice el título de la canción, vaya. Estábamos disfrutando cada acorde.
¡Y menos mal que no nos fuimos!
La siguiente canción fue «Esquimal«, para la que Nika invitó al escenario a Alberto Jiménez (cantante de Miss Caffeina) acompañado de sus muletas. Hay gente que ante la dificultad de moverse así se hubiese quedado en casa, pero obviamente que los amigos están ahí cuando les necesitas. Esta canción, escrita por él mismo, dejó claro que entre ambos existe una amistad que se palpaba con cada gesto. Fue un gustazo verles a los dos disfrutar de cada nota y, a su vez, hacernos disfrutar al resto.
«Otra dimensión» le siguió, tema que ya tuvimos la oportunidad de escuchar en acústico para YourWay Magazine y que podéis verlo en este enlace. Y, como en casi todos los conciertos, llegó la hora del cover. No fue otro que «My favourite game» de The Cardigans.
Nika hizo un pequeño parón entre canciones para contarnos y hacernos más partícipes aún de este proyecto llamado «Otra dimensión«, de cómo surgió la idea hace años y que llevaban años trabajando y apostando por ello. Después de «Para Volver a Ti«, todos se fueron del escenario dejando a Aleix y Jordi marcándose otro momentazo de la noche.
Dando cada uno lo mejor de sí, estábamos todos expectantes de saber por dónde iba a salir aquella improvisación. Jordi, en un impulso, tiró las gafas de sol amarillas que llevaba puestas al público y Nika apareció de nuevo. Siguiendo el compás de sus compañeros, tocó el tambor que tenía a su izquierda. Con cada golpe, un montón de purpurina (previamente puesta antes del concierto) saltó por los aires.
Se palpaba el comienzo del fin de algo grande y los sentimientos estaban a flor de piel. Jordi rompió entre lágrimas mientras el resto contenía la emoción. Supongo que se estaban dando cuenta que el trabajo de años se convertía en realidad, y que la acogida estaba siendo muy buena. El suelo de Madrid estaba temblando desde hace rato y la causa eran ellos.
Tras otro cover cantaron el tema más sonado de este trabajo: «Sólo Amigos«. Había que terminar con la misma energía con la que empezamos, y ¿qué tema mejor que éste? Puede que Nika cuente entre bromas cosas como «Mis compañeros me han dicho que sea simpática al hablar, parece que no me conocen«, pero no muchos desprenden esa energía y rock en un escenario. Queda todo perdonado.
Dio paso a la última canción de la noche, la que faltaba de este proyecto: «Nadie«. Tras ella, la despedida definitiva ante el público mientras ovacionaban al grupo al grito de «Ese Münik, ese Münik, eh, eh«. Creo que, en el momento en el que cada uno atravesó la puerta hacia los camerinos, lo primero que hicieron fue sonreír. Y no es para menos, fue un concierto estupendo.
Desde YourWay Magazine queremos agradecer la oportunidad de estar presentes allí y ser partícipes de más de un temblor aquella noche. Esperamos que se pueda repetir dentro de muy poco.
Yo volveré en breve, mientras tanto ya sabéis qué hacer… ¡Sonreíd!
Hasta pronto ^^
Fotografías: Rocío Muñoz y Víctor Navas
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