Con las entradas de su inicio de gira agotadas en pocos días, la ubetense hacía doblete en la capital para presentar su último trabajo. Con una sala abarrotada y recordando cuando tan solo acudían poco más de cincuenta personas a disfrutar de su música en el Búho Real, la Astronauta colocaba los pies en la tierra para hacer vibrar a toda La Riviera.
Los primeros acordes de David Duchonvy marcaban el inicio y ella y su banda se enfundaban en unos monos de astronauta para dar comienzo a una noche que «era todo un sueño». Pasando por temas como El Fango o Big Bang — en el que le acompañó su amigo y compañero Miguel Riviera— la cantante conectaba con un público que bailaba y cantaba al son de sus canciones.
El concierto transcurría entre anécdotas e invitados muy especiales entre ellos el equipo con el que Zahara tuvo el placer de grabar su ultimo disco en Gales y a los que recibió en el escenario con los brazos abiertos. A pesar de que muchos fueron los sencillos que pusieron a todo el mundo en pie, también hubo tiempo para descubrir las anécdotas más cómicas de sus temas como la que hay detrás de Adjunto foto del café verbena.
Superando el ecuador del concierto y tras canciones como Olor a mandarinas llegaba el momento de disfrutar de una composición que llevaba tiempo guardada ya que «no resultaba fácil para ella». Con las ganas logró silenciar a todos los asistentes y provocar que su guitarra, sus sentimientos y su voz fuesen los únicos protagonistas.
Tras La Gracia y después de divertirse con algún que otro baile gracias a Bandera Blanca entre otros, llegaba el ansiado Diluvio Universal a La Riviera. A pesar de que fue una canción que Zahara «daba por perdida» cuando comenzaron las primeras versiones junto a su productor Matthew Twaites —quien también se subió al escenario—, ha terminado convirtiéndose en uno de sus principales temas.
El show llegaba a su fin y El deshielo y Senza un perché daban paso al que sería el final del concierto. La artista guardaba su carta de presentación para el final y es que Hoy la bestia cena en casa se convertía en el climax de una velada en la que Zahara terminaba junto a sus bailarines entre el público devolviendo todo el cariño que durante las dos noches de su viaje interestelar, había recibido en la capital.
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