‘Kinky Boots’ cuelga las botas tras dos temporadas en Madrid

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El pasado 28 de septiembre el espacio Ibercaja Delicias acogía el estreno de Kinky Boots, un musical basado en la película homónima de Geoff Deane y Tim Firth y dirigido por Ricky Pashkus. Respaldado por LetsGo, Rimas y MP Producciones y con un trasfondo que ha dado mucho que hablar, esta historia ha puesto punto final a su andadura por Madrid tras ocho meses en la capital.

HISTORIA ACERTADA EN UN ESCENARIO EQUIVOCADO

A lo largo de su recorrido por Madrid y sus más de 120 funciones Kinky Boots ha pasado por varios espacios y ha tenido que adaptarse a muchos imprevistos. Estrenos en pandemia, cancelaciones por enfermedad, intriga sobre el futuro y cambios de escenario entre temporada y temporada. Su estreno y sus primeras funciones pudieron disfrutarse en el Espacio Ibercaja Delicias, pero desde su primera representación quedó latente que merecía un teatro más céntrico y con mejores condiciones acústicas y técnicas que sacasen a este musical todo el partido que realmente tiene.

A pesar de estas situaciones e imprevistos no hay nada que haya podido con su éxito y con la conexión tan especial que ha tenido con el público madrileño. Elenco y equipo han sumado sus fuerzas para lograr que Madrid se calzase las botas y disfrutase de más de dos horas de pura adrenalina y de un show impecable con un mensaje potente y necesario que cala en todos y todas desde el minuto uno. El juego interpretativo y los perfiles de personajes que existen es lo que permite al espectador poder verse reflejado en cualquiera de ellos.

SUPERACIÓN Y ACEPTACIÓN

Sé tú es uno de los lemas que Kinky Boots esconde detrás de las botas, la vestimenta y las canciones. Aceptar al que tenemos al lado y luchar por lo que merece la pena son dos de los temas centrales de este musical que no ha dejado indiferente a nadie y que acompaña a reflexionar a todo el que quiera ver más allá.

La historia de Charlie (Daniel Diges) y Simon (Tiago Barbosa) cautiva al espectador desde el minuto uno y en sus personajes podemos ver representadas muchas situaciones que están a la orden del día. Mientras Charlie se topa con una herencia en forma de fábrica de zapatos y con una deuda que no sabe cómo gestionar, Simon es un transformista que todas las noches se mete en la piel de Lola y que sueña con encontrar su sitio y sentirse comprendido.

La vida de ambos se unirá en el momento en el que Charlie decide viajar a Londres siguiendo el consejo de su empleada Lauren (Angy Fernández) y así buscar nuevos nichos de mercado. Ambos se encontrarán en la ciudad y ninguno de los dos imagina lo importante que serán el uno para el otro. Mientras Charlie busca solución ante su situación, Lola busca unas botas que aguanten el peso de un hombre sin olvidar el glamour de la mujer que las llevará.

Con estas premisas, con la fábrica Price e Hijos como escenario principal y con un elenco de baile increíble, Kinky Boots se ha despedido de Madrid no sin antes traer frescura, novedad y sobre todo fuerza para calzarse un par de botas y comerse el mundo. De momento no hay novedades sobre si en un futuro la producción volverá a España, pero lo que sí podemos afirmar es que gracias a su historia, Madrid ha conseguido uno de los propósitos por los que tanta gente lucha: dar espacio a «señoras, señores y todos aquellos que aún no se han decidido. »

Mireia Sánchez

Periodista. Valenciana y con La Terreta siempre por bandera. Me verás escribir sobre cultura y defender el cine español a capa y espada. Si quieres hacerme feliz charlemos sobre cine o series de nuestra infancia con una buena Estrella Galicia de por medio.

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