Regalar cultura siempre es una opción idónea y, este año, una ocasión perfecta para apoyar a quienes tanto nos han dado. El teatro es una oportunidad para desconectar y disfrutar de múltiples historias, viajes y emociones, haciéndolo de forma segura y con todas las medidas pertinentes. Ahora y siempre, la cultura es segura y necesaria.
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‘Corta el cable rojo’ en el Pequeño Teatro Gran Vía
Llevar nueve temporadas en la Gran Vía madrileña podría considerarse una garantía de calidad. Sin saber cuánta certeza hay en esta aventurada afirmación, Corta el cable rojo es el claro ejemplo de ello. En este espectáculo de improvisación, Carlos Ramos, Salomón y José Andrés son los encargados de crear lo que sucede en escena a través de la participación del público que, desde que entra en el Pequeño Teatro Gran Vía, forma parte del juego.
Corta el cable rojo es una oportunidad perfecta para desconectar durante 90 minutos. No hay más pretensiones que reír y disfrutar de las hilarantes propuestas de los improvisadores, que contagian su diversión al patio de butacas. Acompañados por música en directo y efectos de sonido, los cómicos sirven al público un conjunto de números cargados de humor, consiguiendo entre ambas partes que lo que cada noche ocurre en el teatro, además de único, sea una experiencia casi ineludible. Corta el cable rojo es lanzarse a la piscina sin miedo al error porque ahí no caben juicios. Es carcajada, dinamismo y entrega, un refugio donde adentrarse en una comedia que, cada día, será irrepetible.
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