Nuria Gago lleva ya muchísimos años dedicándose con éxito al mundo de la interpretación, tanto en televisión como en el cine. Actualmente, ha estado dando vida al personaje de Clara en la longeva serie ‘Amar es para siempre’, pero desde hace unos meses es en las librerías donde podemos ver uno de sus últimos trabajos. “Cuando volvamos a casa” es una novela que te va empujando hasta llegar al corazón de la mano de Paula, su personaje protagonista. Para contarnos eso y mucho más nos encontramos con una de las actrices más prometedoras del panorama español.
TITULARES
«A veces las cosas cuanto más concretas son más llegan»
«“Cuando volvamos a casa” ha sido como una zona de recreo sin presión en la que voy indagando y creciendo»
«No siempre podemos hacer cosas que nos encantaría ver como espectadores. La dignidad está en hacerlo todo como si fuera lo más potente que pudieras hacer»
«Cada vez que me dan un trabajo, inmediatamente me enamoro del personaje»
«Estoy loca por hacer una comedia romántica»
- Nuria, ¿en qué momento y cómo decides que quieres publicar la novela que llevabas tantos años escribiendo?
En una cena con amigos les comenté que estaba escribiendo, era algo que apenas nadie sabía. Me pidieron el manuscrito y muerta de vergüenza se lo mandé y me animaron a moverlo. Empecé yo sola intentando contactar con las editoriales, pero es muy complicado, entonces me hablaron de la figura del agente literario y me recomendaron a Silvia Bastos; le mandé la novela y luego tuvimos una entrevista y me metió en su pandi. Ella pudo moverlo y yo feliz de publicar con Planeta.
- Paula es el personaje principal y en cierto modo el hilo conductor con el resto de personajes, ¿qué tiene ella de ti?
Yo perdí a mi madre muy joven, con once años, y en un momento de bajón decidí hacer un pequeño vómito en un folio. Pasó mucho tiempo, e intentando comprar unos billetes con el ordenador de mi padre me encontré con ese folio. A partir de ahí me empezaron a venir personajes y situaciones de una manera muy libre y espontánea porque no tenía ningún objetivo de nada. Ese es el único punto de partida que hay en común entre Paula y yo, un duelo muy potente en una edad muy temprana, a partir de ahí todo lo que sucede con Paula es ficción, no tiene nada que ver conmigo. La novela no va de mí, no es mi padre, no es mi madre y no soy yo.
- La novela está formada por pequeños capítulos, ¿qué te hace comprimir grandes cosas y sentimientos en pocas páginas?
Para mí muchas veces lo más potente es lo más pequeño. Cuando veo una película y veo que un actor o una actriz en vez de estar llorando a moco tendido están intentando mantener el tipo y pelear por mantener esa intimidad, a mí se me parte el corazón. En un ser humano que no está neurotizado, que está sano, la tendencia no es exhibir todo el rato cómo se siente sino convivir dentro de la sociedad siendo honesto pero no haciendo alarde de ello. A mí me gusta la cosa pequeña y contenida, y por mi profesión soy muy visual. Hay capítulos que yo los veía muy claros en mi cabeza y no quería pervertirlos haciendo un exceso de prosa, me parecía absurdo y que no aportaba nada nuevo. A veces las cosas cuanto más concretas son más llegan.
- ¿En tu caso la literatura es algo puntual o piensas seguir haciendo carrera de ello?
Me gustaría que volviera a pasar como con Cuando volvamos a casa porque ha sido como una zona de recreo sin presión en la que voy indagando -y creciendo también- y que de repente volviera a suceder. No tengo ningún tipo de fecha en mi cabeza ni nada de eso, quiero que sea algo lúdico. Creo que ha salido todo el proceso tan bien que de momento considero que es la única manera para mí.
- Dentro de la profesión y del mundo de los libros, ¿se os respeta de la misma manera a un escritor que previamente es una cara conocida?
Me habían advertido de ello, me habían dicho que tuviese muchísimo cuidado y que estuviera tranquila, pero para nada he sentido eso. Me han tratado con muchísimo cariño y a la novela también. Me sorprendía porque había muchas críticas que empezaban diciendo: «me asomo a la novela» con todo el recelo del mundo y que se les ha olvidado. Los días de prensa han sido un regalo, en Sant Jordi me advirtieron también de que eran muy puristas y para nada me he sentido invadiendo una tierra que no tuviera derecho a pisar.
- Tanto la literatura como la interpretación, aparte de ser dos profesiones, ¿te las tomas como vías de escape?
Cuando te gusta tanto lo que haces se acaba convirtiendo en una vía de escape porque el rato que tú estás trabajando estás disfrutando. Yo puedo estar haciendo una trama superheavy como la de Amar es para siempre, de maltrato, tensión y agresión físicam y yo no sufría, jugaba a hacer que lo pasaba fatal pero estaba gozando. Es una vía de escape porque el tiempo que inviertes haciendo algo que te hace feliz llena de sentido un montón el resto del día. Tengo la suerte de que lo que es mi hora del recreo es también mi hora de trabajo a la vez. Me siento muy afortunada.
- Has trabajado con éxito tanto en la televisión como en el cine, pero ¿la televisión te da la fama y el cine el reconocimiento?
No sé muy bien qué contestarte a eso. Nosotros no siempre podemos hacer cosas que nos encantaría ver como espectadores, pero creo que la dignidad está en hacerlo todo como si fuera lo más potente que pudieras hacer en ese momento. Es verdad que la televisión es una ventana hacia el público y eso hace que igual las cadenas te quieran contratar más para otros proyectos, pero creo que el respeto te lo da el esfuerzo que tú hagas en cada personaje. Da igual que hagas muy bien el tema social si cuando te dan una comedia muy liviana no respetas ese medio y das un diez por ciento. Ahí es cuando se va todo a la porra. A mí me pasa que cada vez que me dan un trabajo, inmediatamente me enamoro del personaje, estamos deseando trabajar. Es verdad que tengo mucha suerte, pero creo que la dignidad y el respeto está en hacerlo todo como si estuvieras haciendo una película para François Ozon.
- En todos estos años de carrera imagino que te habrán pasado un montón de cosas, ¿cuál es el momento más feliz que recuerdas dentro de la profesión?
Recuerdo el día que me dijeron que estaba nominada al Goya. Fue un poco como: «que alguien me pellizque». Estábamos haciendo el típico reportaje que se hace en El País de caras nuevas, ya conocidas… me lo dijeron y justo después me hicieron el retrato. Me llamaron los de la prensa de la película para decírmelo y en ese momento estaba con Leticia Dolera, Alberto Ferreiro… fue increíble. Es maravilloso ese retrato porque se me ve que estoy pasmada.
- Además estabas trabajando con compañeros de la profesión…
¡Claro! No estaba con amigos, apenas me conocía con Leticia en ese momento y me había cruzado con ellos un par de veces en la vida. Fue muy bonito. Además, desde pequeña los Goya eran sagrados para mí, los grababa en VHS y tengo todas las ediciones grabadas hasta el año que salí yo que dejé de grabar. Recuerdo a Borau, a la Sardá… yo lloraba más que todo el mundo todo el rato y de repente estar nominada fue muy bonito.
- ¿En qué género te sientes tú más cómoda trabajando dentro de la interpretación?
Yo soy muy de película de corte social, a mí eso me fascina mucho, pero estoy loca por hacer una comedia romántica.
- Desde hace más de un año interpretas a Clara en Amar es para siempre, ¿es cansado trabajar en una serie que tiene tanta continuidad?
Son muchas horas y lo que pasa es que como las tramas son tan fuertes, no hay ni un solo rato que te puedas reír. Nos daban unos ataques de risa con el equipo tremendos porque o nos relajamos por algún lado o nos explota la cabeza a todos. Ha sido intenso pero maravilloso, es un entrenamiento superpotente y Diagonal TV cuida mucho los productos que hace, es una productora increíble para trabajar y yo estoy feliz de poder hacerlo con ellos.
- ¿Hay un exceso hoy en día en la televisión de series de época?
Creo que hay algo en el empaque que es muy vistoso: los decorados, la ropa… Eso puede gustar mucho al público. Pero bueno, esto es como cuando había dos series de médicos a la vez o dos series de policías… Vamos un poco por modas.
- Todavía está pendiente el estreno de la película Incidencias de José Corbacho y Juan Cruz, ¿cómo ha sido trabajar en este proyecto?
Ha sido superdivertido. Además, recuerdo que estaba haciendo a la vez Amar es para siempre y había días que me levantaba a las cinco y media de la mañana en Madrid, me iba a grabar, terminaba a las seis y cuarto, cogía una AVE para Barcelona, llegaba a las once de la noche y otra vez a las cinco de la mañana tenía que estar en pie para grabar la película. Iba agotada pero feliz. Había escenas que me tenía que morder los carrillos porque se me escapaba la risa. La mayoría de las escenas se rodaron en un espacio interior donde éramos quince en un mismo vagón de tren, entonces era imposible aguantar la risa. Ellos dos son tan majos… yo los adoro.
- Cada vez es más común que gente que viene de la interpretación os lancéis al mundo de la dirección, ¿te ves tú dirigiendo un proyecto cinematográfico?
Me encantaría, me gustaría mucho, mucho.
- ¿Con el guion de una novela tuya u otro aparte?
Yo supongo que contando una historia tuya sabes cómo quieres que se cuente todo, pero creo que si una historia te llega al corazón al final acabas haciéndola tuya. Si alguien te da un guion que te remueve debe ser mejor a la hora de tener más claro cómo quieres que sea el resultado.
- Para terminar, ahora que estamos en verano, ¿cómo se te presenta esta época?
Estoy acabando el intensivo de francés en Madrid, luego me voy a Barcelona a pasar las vacaciones con la familia y todo eso. También pasaré unos días en Menorca y después, si todo va bien, me iré a París a hacer otro intensivo allí y a empaparme bien. A nivel de proyectos tenemos el estreno de Incidencias y hay algunos proyectos tipo TV movies que están por cerrarse, pero nada muy en concreto.
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