Que Paul Verhoeven (Ámsterdam, 1938) es un provocador nato no es sorpresa para nadie. A sus 83 años, el director holandés acumula un buen puñado de largometrajes que han suscitado los murmullos de quienes se han sentado en la butaca —o el sofá de su casa— para visionarlos e incluso ha provocado que más de uno/a se levantara del asiento antes de tiempo.
De hecho, esto ocurrió en uno de los pases previos de Benedetta, su última propuesta cinematográfica que, tras preestrenarse en la ciudad vecina este julio durante el Festival de Cannes, llega a los cines españoles el próximo 1 de octubre. Dicho pase no lo acabaron todas las personas que lo empezamos y tal reacción creo que es un adelanto de lo que ocurrirá en las salas nacionales en los días venideros.
Para entenderlo es necesario saber que Benedetta narra la historia, inspirada en hechos reales, de Benedetta Carlini, una joven que ingresa al convento de Pescia asegurando que obra milagros. Allí, mientras suscita todo tipo de recelos y envidias, descubrirá también su sexualidad. La película está basada en la novela de Judith C. Brown titulada Actos impúdicos: Una monja lesbiana en la Italia del Renacimiento. Poco más hace falta para imaginarse dónde reside la controversia.
Benedetta: ambición, envidia, traición y sexo
Verhoeven construye en Benedetta su propio Juego de Tronos cambiando Poniente por la Italia del siglo XVII con la plaga de la peste llamando a sus puertas. Con una dirección artística sobresaliente que sumerge al espectador en ese ambiente entre lo infecto y lo ostentoso, el metraje encuentra similitudes con la ficción de HBO en los pilares que sustentan el relato: ambición, envidia, traición y sexo.
La cámara del holandés busca ahondar en los valores que sostienen la fe retratando a una Benedetta que resulta ilegible a ojos, no solo de los demás personajes que le acompañan, si no del espectador. Críptica, indescifrable y compleja, Verhoeven planta la semilla en forma de don místico desde el inicio de la película, pero a lo largo del metraje la riega con litros de suspicacia, empujando a quien visiona su trabajo a plantearse si esta monja fue verdaderamente la portavoz de Dios en la tierra, una hábil farsante o una víctima de su propia locura.
A este respecto, Virginie Efira (Elle, Adiós, idiotas), que da vida a la protagonista de la película, borda un papel plagado de matices y aristas, logrando transmitir la ambigüedad en su rostro y entregándose por completo a las escenas más pasionales de la cinta. En esta labor le acompañan una veterana Charlotte Rampling (45 años, Melancolía) siempre espléndida y una joven Daphne Patakia (Djam, Nimic) que interpreta con acierto a una desinhibida y alocada novicia.
Benedetta: provocación y blasfemia marca de la casa
Benedetta mantiene el ritmo durante sus 130 minutos, pese a adolecer de cierta reiteración en el tercer acto, acentuado por una sensación de falso cierre que puede desgastar al espectador. Aunque la verdadera prueba de fuego será soportar las diversas escenas donde entra en juego la provocación, seña del cine del cineasta.
Quienes se adentren en la sala sin conocer cómo se las gasta este director se enfrentarán a imágenes que harán saltar las alarmas en los núcleos más conservadores. Verhoeven no deja títere sin cabeza en lo que a símbolos e institución se refiere y busca profanar cada resquicio de catolicismo que se le pone por delante, eso sí, siempre cumpliendo un fin en la historia que narra. Nada es gratuito y todo forma parte de su maquiavélico plan para poner contra las cuerdas al espectador.
En Benedetta se zarandean los cimientos de la Iglesia atizando de lleno a la corrupción de su seno mientras se habla de liberación sexual mediante algunas situaciones pretendidamente blasfemas que despertarán los improperios en unos y la risa casi nerviosa en otros.
Con estos mimbres, Paul Verhoeven firma una película, si bien no redonda, sí a la altura de su mejor nivel como director. Quienes disfruten con su vertiente más polémica y controvertida, sin duda disfrutarán con esta curiosa y llamativa historia.
VALORACIÓN: 8 sobre 10 ▪ ESTRENO: 1 de octubre
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