Una noche de 1975, en un parador de La Rioja, Josep y Pilar deciden emprender una aventura algo arriesgada y poco común. A pesar de haberse conocido unas horas antes, entre los jóvenes surge el amor verdadero y, como no están dispuestos a olvidarse aunque cada uno tenga su familia, deciden pactar que, a partir de ese momento, se verán en la misma habitación, el mismo día y a la misma hora cada año.
Así se presenta Una vez al año, una comedia romántica dirigida por Héctor Claramunt que se representa en el Teatro Marquina desde el 22 de marzo. Esta obra, protagonizada por David Janer y Silvia Marty, surge de la adaptación de Same Time, Next Year, un espectáculo teatral que tuvo lugar en Broadway en los años 70 y que, posteriormente, dio lugar a una versión cinematográfica.
Es difícil hablar de Una vez al año sin destripar su historia, pero en general se podría decir que cumple con su función de entretener. Hay que reconocer que esta obra trata el tema de la infidelidad desde una perspectiva poco común, algo que se agradece. Sin embargo, la visión del amor, que se expone como verdadero, es algo menos acertada bajo mi punto de vista por ser poco realista. Esto no sería un inconveniente si la obra se mantuviese en un plano de cuento de hadas, pero no es el caso debido al contexto histórico en el que se desarrollan los acontecimientos, la historia de España de 1975 al año 2000.
Algo destacable de la función es la evolución de sus personajes, tanto interna como externa. Empezando por la parte física, los cambios de vestuario y de peinado de los protagonistas a lo largo de la representación aportan dinamismo y hacen más sencilla la tarea de cambiar de año. Además, el contraste con la habitación, que se mantiene igual en todo momento, refleja la disparidad entre su transformación personal y el encuentro entre ambos, que se mantiene intacto, en el mismo lugar, el mismo día y a la misma hora.
La evolución interna de los personajes y las consecuencias de este cambio en la pareja es algo también remarcable. A ello ayuda el contexto histórico, que el público conoce a través de las animadas transiciones entre escenas, y las interpretaciones de los actores. Silvia Marty y David Janer encarnan a unos personajes que crecen encima del escenario y, aunque en un primer momento sus actuaciones me parecieron algo exageradas, a lo largo de la historia conseguí creerme a Pilar y Josep y lo que sucedía en ese parador de La Rioja. Interpretaciones con un toque cómico que concuerdan con el relato.
En definitiva, se puede decir que Una vez al año es una obra de teatro que distrae, que cuenta una historia diferente y que va creciendo a medida que pasan los minutos. Desde que se apagan las luces hasta que llegan los saludos finales, el público recorre 25 años de la vida de dos personajes diferentes entre sí, con situaciones divertidas y una dosis de drama. Escenas amenas que consiguen que los espectadores entren en la vida de los protagonistas para olvidar la suya propia durante un rato. ¿Acaso no es esa la función del teatro? Ya saben, si quieren asomarse a esta historia solo tienen que acudir al Teatro Marquina. Allí descubrirán que hay oportunidades que solo ocurren una vez, en el mismo lugar y a la misma hora.
Nacida en Madrid. De pequeña me daban miedo los teatros, ahora no salgo de ellos. Amante de las series, del cine, de la música, de los libros y de todo lo que te hacen sentir. Necesito escribir y a veces no leo lo que escribo. Deseando ver lo que la vida me va poniendo en el camino.
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