Más de 15.000 personas llenaron el WiZink Center y recibieron al almeriense entre aplausos y ovaciones en la que, sin duda, ha sido una noche inolvidable para él en la que no han faltado sus éxitos de toda la vida.
Energía, pasión, entrega y un gran directo, nada define mejor a David Bisbal, que sigue dando tumbos por España con su gira ‘Hijos del mar’ siendo en esta ocasión el turno de Madrid y de su público, que ha tenido la oportunidad de bailar y emocionarse a la vez con las canciones de uno de nuestros cantantes más internacionales.
Con un gran despliegue técnico de iluminación en el que el color rojo ha tomado el protagonismo, el artista ha presentado a sus seguidores los nuevos temas de su último disco entre los que se encuentran canciones como «Antes que no» o «Fiebre», pero si hay algo que no podía faltar han sido sus canciones más emblemáticas, sus joyas más preciadas. Desde las canciones más movidas como «Lloraré las penas» o «Esclavo de sus besos», hasta las más profundas y sentidas como «Dígale», «Ruido» o «Mi princesa» interpretada, para sorpresa de todos los allí presentes, junto a su amiga Niña Pastori y dedicada a la hija del cantante. Puestos a dedicar, no faltó el momento más romántico de la noche con «Te tenga o no» dedicada en este caso a su pareja Rosanna Zanetti.
Mostró también su lado más solidario haciendo una mención especial para todos los afectados por el terremoto en México y demás países, mandó todo su ánimo y apoyo a su gente de América Latina, donde él ha pasado largas temporadas.
No faltó la parte acústica en la que Bisbal se abre por completo a su público, y lo hace con mucha más facilidad si lo hace acompañado de sus baladas más intensas como «Amar es lo que quiero», «24 horas» o «Esta ausencia».
En el último tramo del concierto fue donde el almeriense bailó y cantó «por bulería», con ritmos electrónicos que acompañaban a sus canciones más antiguas y a la vez inolvidables, como «Ave María», «Bulería» o «Torre de Babel», contagiando con ellas hasta a los que estaban en las última filas arriba del todo del reciento, obligándoles a levantarse de sus asientos para bailar y cantar con él.
Dos horas de espectáculo, en el que, una vez más, David Bisbal no decepciona y ha demostrado que, después de 16, años continúa manteniendo la energía, las ganas, la ilusión y sobre todo sigue conservando a un público fiel que está con él allá por donde va.
Crónica: Marina Esnal
Fotografías: Víctor Navas
Agradecimientos: Universal Music Spain
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