[CRÓNICA] Melendi conquista Madrid junto a sus guerreros

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«¿Qué nos enseña la vida? La vida es un regalo que hay que disfrutar. Que la vida es eso, momentos. Momentos como este». Así empezaba Melendi a sonar en Las Ventas el pasado sábado con una intro para pararse a pensar. A mí, desde luego, me enseñó que no será el último concierto al que asista de este artista, pues siendo la primera vez que iba, ya tengo ganas de repetir.

Cañero, divertido, maduro, romántico… atrás quedó el Melendi de las rumbas. Él entregado a su público y su público a él. Y es que de alumno ya no tiene nada: se convirtió en el profesor que a través de sus canciones da lecciones y recoge letras de la vida.

El concierto abrió con “Tú de Elvis y yo de Marilyn” para dar paso a presentarse con el tema “De Pequeño fue el Coco”. Pero la noche también iba de confesiones, así que siguieron “Septiembre”, “Un violinista en tu tejado”, “Mi primer beso”, “Colgado de la vecina” y varios éxitos como “Calle la pantomima”, “Barbie de extrarradio” y “Sólo una sonrisa”.

Tocaba cambiarse de ropa y seguir disfrutando del show. En esta parte hubo mezcla de emociones con “Saraluna”, “Lagrimas desordenadas”, “Cierra los ojos” y uno de los momentos más especiales de la noche: “Cenizas en la eternidad”. Si os digo que se nos pusieron los pelos de punta es que realmente pasó. La Plaza de Las Ventas se iluminaba y celebraba lo vivido, mientras Melendi se unía al que ya es un himno para su público: “Yo quiero ser guerrero como lo sois vosotros”.

Tras este subidón vinieron “Loco”, “Posdata”, “La religión de los idiotas”, “Tú jardín con enanitos” y otro de los momentazos de la noche: el cantante asturiano se quitó la camisa para reivindicar que no es malo estar un poco fofisano. «En esta vida hay que ser felices y no perfectos», dijo Melendi, a lo que el público respondió con aplausos. Así que “Un alumno más” sonó sin camiseta y al piano.

El concierto estaba llegando a su fin, pero no sin antes presentar a la banda con su ya conocida y original forma de hacerlo: al estilo basket. Entre nombres y canastas fueron presentados uno a uno los músicos que acompañaron al artista durante toda la noche. Hay que decir que esta vez Melendi encestó a la quinta…

Una última confesión antes de acabar: «Le prometí a mi amigo Pablo que le haría una canción y se la cantaría en su boda. Y lo cumplí el pasado año, un 14 de noviembre», contó el artista antes de entonar “La promesa”. Las dos últimas canciones, “Tocado y Hundido” y “De repente desperté” ponían el broche final a una noche muy especial. Como una alumna más, el sábado aprendí una lección: volveré.

Fotografías: Víctor Navas

Teresa Mora

Un día me di cuenta que de escribir también se puede vivir, sobre todo si te hace feliz. Y aquí estoy, por amor al arte para contártelo. Redactora en YourWay Magazine. Entre todos esos puntos de vista también está el mío.

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