[CRÓNICA] Melendi se quita las gafas, Madrid el sombrero

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Cuando un artista lleva quince años llenando escenarios y su trabajo ha sido reconocido con catorce discos de platino sobran las presentaciones.

Melendi llegaba al Wizink Center (antiguo Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid) el pasado 27 de diciembre por tercera vez en 2017, después de que lo hiciera por partida doble en mayo, donde también tuvimos la gran suerte de acompañarle, para poner el broche de oro a otro año memorable de su carrera en el que el asturiano y su equipo han llegado a todos los rincones de España y se han dejado caer por Latinoamérica para presentar su octavo disco de estudio, Quítate las gafas.

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Melendi, durante el fin de gira de «Quítate las gafas» en Madrid | Foto: Natalia Romero

Pasaban un poco de las 21:00 cuando las luces del Wizink Center se apagaron, sonaron ruidos de sirena, se iluminaron dos focos en forma de gafas en la parte superior y se encendieron los paneles que hay detrás del escenario, para no dejar de funcionar durante todo el concierto, mostrando la letra de cada canción y acompañando el show con imágenes de archivo de los personajes y acontecimientos más ilustres de los años 80, 90 y 2000 ( la muerte de artistas como John Lennon o Kurt Cobain, el mundial de Barcelona 82, Nelson Mandela, Rocky Balboa, la aparición de Google, la Guerra de Irak…), y es que el de Oviedo nos tenía preparada una sorpresa para el final de la noche.

Pero vamos por partes, con esta puesta en escena por fin aparecía el protagonista de la obra, que abría el concierto interpretando Hijos del mal, una crítica hacia el sistema y hacia aquellos que juegan con el poder y que lo tienen todo gracias a que otros no tienen nada.

“¡Buenas noches Madrid!, gracias por estar una vez más conmigo, son muchos años ya, y esto sin vosotros no habría sido posible” decía agradecido; “antes de continuar os voy a pedir que por favor os olvidéis de todo por un momento y miréis a los ojos de la persona con la que habéis venido al concierto”. De este modo nos demostró que a veces la felicidad reside en los detalles más pequeños, se empezaba a respirar cariño y las emociones comenzaban a ponerse a flor de piel.
Con estas palabras dio paso a otra de las canciones de su último álbum, Existen los ángeles, dedicadas alas personas que cada día nos acompañan hasta la victoria en nuestra lucha diaria, y que nos enseñan “que los miedos no son sino excusas que alimentan la pereza”.

Con estas palabras dio paso a otra de las canciones de su último álbum, Existen los ángeles, dedicadas alas personas que cada día nos acompañan hasta la victoria en nuestra lucha diaria, y que nos enseñan “que los miedos no son sino excusas que alimentan la pereza”.

Sin perder esa picaresca que le caracteriza nos dedicó su primera composición, y aunque él mismo reconoció que le faltaba afinar un poco para llegar a ser lo que es hoy hizo reír a todo el público, entregado desde antes de los primero acordes. Con ello y entre versos de Ismael Serrano, (a quien agradeció desde la lejanía haber sido uno de sus referentes) comenzó a sonar De pequeño fue el coco, sin duda, toda una declaración de intenciones.

La corista, Esmeralda, con una voz rompedora que nos puso el vello de punta, introdujo uno de los siguientes temas, Como una vela,del ya reconocido disco Curiosa la cara de tu padre”.

No sería la única canción que interpretaría de sus trabajos más antiguos, Un violinista en tutejado,Con la luna llena, Calle la Pantomima, Caminando por la vida o Hablando en Plata, (esta última acercándose al final de la noche) pusieron en pie a todo el WizinkCenter y mostraron la faceta más macarra del ovetense.

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Melendi, durante el fin de gira de «Quítate las gafas» en Madrid | Foto: Natalia Romero

Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó cuando presentó a su compañera de profesión y amiga Rosana, con la que ya había compartido escenario en más de una ocasión. Juntos interpretaron Flores de agua y plomo, y una versión más rock de Si tú no estás aquí, uno de los éxitos de la cantante canaria.

Puede que nos cueste reconocerlo, pero seguro que todos hemos sido alguna vez esa persona que mira por encima del hombro, que escupe en la calle, o que grita en el bar. Melendi confiesa haber sido todas, aunque supo cambiar a tiempo. Ahí es donde está la grandeza, en saber qué estamos haciendo mal y cambiarlo. La música del asturiano ha dado un giro de 360º, cada uno puede tener su propia idea de si le gusta más o menos, lo que está claro es que ahora vemos a una persona nueva, que ha aprendido de sus errores, y que se ha dado cuenta de que las cosas importantes de la vida son otras.

Tras este paréntesis volvemos con otro de los momentos que más nos emocionaron y que viene siendo habitual en los conciertos de los últimos años, todo el público con sus linternas y mecheros encendidos cantando al unísono y orgullosos de ser guerreros Cenizas en la Eternidad, para después dar paso a Un amor tan grande, canción a la que estaba invitada Malú, pero no pudimos disfrutar de su presencia por encontrarse enferma, no obstante el cantante no dejó pasar la oportunidad de dedicársela.

Cuando decimos que la música es magia lo decimos a sabiendas de que esta puede hacer que ocurran cosas inexplicables, eso fue lo que hizo Melendi con Desde que estamos juntos, al convertir el WizinkCenter en La Habana utilizando un ritmo cubano que únicamente nos invitaba a bailar.

Se acercaba la recta final del concierto, pero había temas que no podían faltar, él lo sabía y el público también. Fue de menos a más, con canciones más lentas como La casa no es igual o Destino o casualidad (dos formas diferentes de llamar a tu compañero/a de vida) que darían paso a La Promesa,Lágrimas desordenadas,y Tocado y hundido. Con este último tema presentaba a la banda y se despedía de sus guerreros,pero solo durante unos instantes.

En seguida comenzaron a gritar su nombre y él y su equipo salieron de nuevo tocando El amor es un arte, canción que el cantante paró debido a que una espectadora sufrió un mareo, gesto ante el que todos respondimos con aplausos.

El de Asturias cerraría definitivamente una noche para el recuerdo al compás de Tu jardín con enanitos, (otra declaración de amor sin precedentes) y del tan esperado Yo me veo contigo, una de las canciones estrella de su último disco, con la que como hemos mencionado anteriormente repasaríamos los personajes y hechos más representativos de los 80,90, y 2000. Recuerdos de tres generaciones diferentes, luces y sombras por las que a fin de cuentas ahora somos lo que somos.

“Hagamos que en este 2018 no todos los sueños sean durmiendo, que absolutamente todas las guerras sean en la cama, y ¡que no todas las despedidas sean amargas! ¡Hasta siempre Madrid!”. Así se despedía Melendi del público de Madrid y ponía punto final a su gira Quítate las gafas”, con la que cierra un 2017 inolvidable.

  GALERÍA COMPLETA DEL FIN DE MELENDI  PINCHANDO AQUÍ

Agradecimientos: Carlito Records

Rubén Rozas

En proceso de periodista, defendiendo la verdad y apostando por la cultura. Música y poesía sostienen el mundo; espectador en la primera y actor en la segunda. La vida no es sino una obra de teatro que necesita de un guion y de una banda sonora, casi siempre improvisados.

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