Amor.
Cuánto tiempo ha tenido que pasar para que se alineasen los astros otra vez y ver a Ruth Lorenzo en concierto. Desde que sacó su disco Loveaholic, el cual me dejó boquiabierto, he deseado poder disfrutar de su directo de nuevo. Y es que el año pasado la fecha de Madrid me pilló de camino a Lisboa. Tocó esperar.
Ayer fue un día impaciente, pero antes de lo que pude ser consciente ya estaba sentado en uno de los asientos del Teatro Nuevo Apolo de Madrid. El reencuentro con gente conocida y la emoción me hizo la espera eterna. El concierto comenzó con la iluminación de la pantalla en la que se proyectaron en varios idiomas la palabra Amor. Una palabra redonda que definió el encuentro de ayer mientras que la banda salió al escenario entre aplausos.
Ruth salió ante el público con una gran ovación. Interpretó Bodies en una versión que comenzó más lenta y cambió radicalmente de ritmo a la mitad. Toda su presencia la cubría un vestido largo negro que no dejaba de moverse a cada paso que daba. The first man y Flamingos precedieron a un semimedley que hizo entre Amanecer y Who wants to live forever de Queen.
Como os he comentado, la palabra amor resume perfectamente el concierto de ayer. El primer punto a resaltar es su amor a la familia. La madre de Ruth se desplazó por sorpresa hasta Madrid para acompañar a su hija, que se quedó, literalmente, flipando al vislumbrarla entre la multitud. Tras Good girls don’t lie y Loveaholic presentó a Víctor Sala para cantar a dúo con él un tema. Él es hermano del pianista de su banda y, un día estando en su salón, él comenzó a cantar y Ruth quedó impresionada.
Ya habían cantado juntos en un concierto anterior cuando ella le pidió que saliese de entre el público. Esta vez fue presentado como se merece. Y es que Víctor tiene una voz potente y preciosa. Si estás leyendo esto y no sabes de él, ya estás tardando en hacerlo. No vas a arrepentirte, estoy seguro.
El segundo punto a resaltar es el amor a Eurovisión. Ruth siempre tiene palabras bonitas hacia el festival y su participación en el año 2014 con el que logró uno de los mejores puestos de España en los últimos tiempos. Interpretó, como no podía ser de otra forma, Dancing in the rain. Un piano, luces azules y la voz de la cantante bastaron para ponerme el vello de punta. Y me apuesto algo a que no fui el único en el teatro que acabó emocionado.
Una de las sorpresas de la noche fue cuando invitó a cantar a Miquel Fernández, que se encontraba entre el público. ¿Qué cantaron? Shallow ¿Cómo acabamos el público? Por los suelos. ¡Qué derroche de voz por ambas partes y qué bien les quedaba la canción a ambos! Dos grandes voces que se unieron al final del tema en un solo micrófono ante el aplauso del teatro.
Tras Moscas muertas vino un interval act al más puro festival eurovisivo en el que la banda acompañó a un trompetista que salió al escenario. A su vuelta, Ruth apareció esta vez vestida de rojo para interpretar Spanish Guitar. Acto seguido nos comentó que íbamos a ser testigos en primicia de un secreto que teníamos que guardar durante unos días. El siguiente:
UNDERWORLD // 28.06.19 // pic.twitter.com/xThZemtVUN
— Ruth Lorenzo (@RuthLorenzo) 13 de junio de 2019
Fue gracioso, porque soltó su speech sobre Underworld, su nuevo single, pero al acabar se da cuenta que se ha saltado una canción. Tras unas risas conjuntas cantó Freaks y presentó el single. Fue una versión más rockera preparada para la ocasión, por lo que lo que escucharemos el 28 de junio no será exactamente igual. Aun así, fue recibido por todo el público con una gran ovación y puesta en pie durante varios minutos. Espero que sea acogido como se merece, porque es un derroche de voz, energía y arte por los cuatro costados.
La última colaboración de la noche vino de la mano de Irene Alman. Ruth descubrió su voz por Instagram y quiso que fuese invitada a este concierto. Y es de agradecer, porque se marcaron una versión de (You Make Me Feel Like) A Natural Woman impresionante. Qué voz tiene Irene, de verdad. Espero seguir escuchando de ella de aquí en adelante.
El penúltimo punto que vengo argumentando es el amor a la música. Tanto por parte de cada persona que anoche estaba en el Teatro Apolo como por la banda y la propia Ruth. Nos confesó lo que supuso para ella llegar a a grabar Another day con una leyenda que ella admira, Jeff Beck. Con cada tema de la noche sentías la emoción, como el vello se te eriza cuando Ruth hace de las suyas con su voz. Cómo sientes que quieres más y más del directo, que lo estás disfrutando. Eso sólo puede sentirlo la gente que adora la música.
Y sí, tras el típico y conocido acto de irse del escenario para volver a gritos del público para cantar algún tema más, vino otro momentazo. Aquí personalmente me deshice. La gente que haya seguido a Ruth Lorenzo desde X Factor en UK allá por 2008 entenderá cómo me sentí ayer. Interpretó su famoso y mítico Purple rain, canción con la que casi se marcha del concurso en su segunda semana. Canción con la que enamoró al país al que fue a arriesgar y que le apoyó en su andadura hasta los cuartos de final. Un fenómeno viral que dio la vuelta al mundo y que yo, tras once años, pude disfrutar en directo. Estoy notando cómo se me eriza la piel tan solo escribiendo esto. Imaginad.
El concierto fue cerrado con Ruth a la batería. ¿Cuántas cosas nos quedan por ver de esta mujer? ¡Cada día nos brinda algo nuevo! Gigantes cerró el espectáculo con los aplausos y vítores del público, que se pasó tres canciones de pie bailando y aplaudiendo. Espero que no pase tanto tiempo hasta que pueda disfrutar de esta pedazo de artista en directo, porque acaba convirtiéndose en algo adictivo.
Quizá me haya convertido hace tiempo en Ruthaholic y no sea consciente.
¡Hasta pronto! 
Fotografías: Rocío Muñoz
Agradecimientos: Concert Studio y Ángel Galán Comunicación
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