Continuamos nuestro especial repasando a los cinco finalistas de OT 2017 entre los que se escogerá al próximo representante de España para el Festival de Eurovisión, que este año se celebra en la capital de nuestros vecinos portugueses.
Tras ver las virtudes y los defectos de Amaia como candidata, llega el turno de valorar qué papel desempeñaría otro de los preferidos del público: Alfred García.
El concursante ha tenido una trayectoria más que positiva en la academia de Operación Triunfo, siendo favorito en dos ocasiones y no saliendo nunca nominado definitivo. Aunque su paso por OT 2017 no ha sido siempre un camino de rosas, resultando propuesto por el jurado para abandonar la academia durante cuatro galas consecutivas.
Los pros de Alfred: personalidad artística y talento innato
Sin duda, una de las mejores bazas del concursante de cara a representarnos ante Europa el próximo 12 de mayo es su reconocible voz y personalidad artística. Alfred demostró en sus primeros tres minutos en nuestra pantalla que apuntaba alto, sorprendiendo y mostrando un gusto musical casi sin precedentes interpretando Georgia on my mind, un tema blues que dejaba latente que el catalán no era un concursante al uso. Precisamente, de convertirse en nuestro representante, tres minutos serán los que tendrá en Lisboa, y su sello inconfundible unido a su genuina voz pueden componer una fórmula explosiva que logre clavarse en la retina de los europeos.
También su talento innato para la música le convierte en todo un joven prodigio capaz de calar a los 200 millones de espectadores que le verían en la final de mayo. En los menos de tres meses que lleva dentro de la academia de Operación Triunfo, Alfred ya ha compuesto canciones suficientes para grabar un disco; toca varios instrumentos y destila pasión por este arte las 24 horas del día. Contagia su entusiasmo por aprender y conocer a cada músico que les visita y vive intensamente cada actuación en las galas. Alfred es música, se le nota y lo transmite, y con un tema adecuado que le emocione podría atrapar a los espectadores del festival igual que hizo este lunes con su interpretación de Sign of the times de Harry Styles.
Mencionábamos antes su variopinto gusto musical, y es que esa es otra de las virtudes de este concursante. Al igual que ocurre con Amaia, a lo largo de estos tres meses en la academia nos ha ido conquistando gracias a un abanico de estilos y artistas que van desde los más cercanos al mainstream, como su admirado Leiva, hasta Txarango, un grupo catalán que fusiona reggae con rock, latino o dub. Alfred cuenta con un bagaje cultural muy enriquecedor y poco común en la juventud que participa en otros talents musicales del país, algo que le dota de un criterio sin igual para construir y personalizar un tema para Eurovisión. Ante la imposibilidad de que los concursantes escogieran de primera mano la canción con la que escribirán su nombre en la historia del festival o incluso que se contara con sus dotes compositoras para proponer su propio tema, un artista con recursos, cultura musical y buen criterio como Alfred podría enriquecer la canción en los habituales arreglos que suelen realizarse a las propuestas españolas de cara a potenciarlas para el día clave.
Por último, la solvencia con diversos instrumentos que atesora también suma a su favor. El catalán ha demostrado dominar el piano, la guitarra (tanto en su versión española como eléctrica) y el trombón, algo que puede explotar, no tanto en la actuación en Eurovisión —a fin de cuentas, la música no es en directo— sino en sus semanas previas de promoción, donde Alfred podría defender su propuesta por sí solo.
Los contras de Alfred: llegar justo el año después de Salvador Sobral
En su contra juega el año en el que aspira a viajar a Portugal. Su personalidad artística y manera de cantar recuerdan en exceso al ganador del festival el pasado año, Salvador Sobral. Los portugueses dieron un golpe en la mesa de los clichés eurovisivos gracias al carisma y la sensibilidad de Sobral y su Amar pelos dois, pero que España envíe justo un año después a un concursante como Alfred, que ya demostró su parecido con el vencedor luso en la gala 4 donde interpretó el tema que hizo ganador a Salvador, puede sonar a un intento de imitación que pesaría muy negativamente en las votaciones al tema español.
El camino nada fácil de los representantes españoles también puede perjudicar a Alfred. Y, en realidad, a todos. No podemos olvidar que nuestro futuro representante saldrá al exterior convertido en tal tras vivir durante más de tres meses en una burbuja llamada OT 2017. La adaptación a la vida real no es fácil y la excesiva pasión con la que se vive —especialmente en redes sociales— el festival de Eurovisión en nuestro país ya ha costado más de un disgusto a varios de nuestros candidatos anteriores. En este sentido, enfrentar a un joven de la noche al día al contraste de pasar del anonimato a lidiar con toda la exposición mediática más la presión de ser la cara visible de una candidatura eurovisiva es un arma de doble filo. La crueldad de muchos usuarios de plataformas sociales puede someter a Alfred a una presión muy superior a la que lleva experimentando estos tres meses, y estas situaciones para alguien que padece ansiedad pueden suponer un riesgo todavía mayor. El concursante nos ha demostrado estar por encima de sus propios miedos en muchas ocasiones y no hay ninguna duda de que dejaría el pabellón bien alto de ser elegido para Lisboa, pero la otra cara de la fama me deja la duda: ¿seríamos los demás capaces de estar a la misma altura?
La propuesta ideal: neovintage e inesperada
Una vez analizados los puntos fuertes con los que cuenta Alfred, su candidatura ideal debería ser más musical que televisiva, aunque podría encontrarse un equilibrio entre una actuación clásica y una escenografía adaptada a los tiempos, como demostró Alexander Rybak con su tema Fairytale, que logró la victoria para Noruega en el festival del año 2009, convirtiéndose también en el ganador con mayor puntuación de la historia de Eurovisión —antes del cambio en el sistema de votaciones implantado el año pasado—.
Un tema como este podría alejarle de la sombra de Salvador Sobral aportando otro registro sin ir en contra de la personalidad musical del concursante, pero si buscamos otra alternativa que encajara en la voz de Alfred nos topamos con la apuesta de Raphael Gualazzi en 2011. El artista situó la vuelta de Italia a Eurovisión en la segunda posición de la clasificación final con el tema Madness of love, que combinaba pop con tintes de jazz. Una fusión de estilos que conectaba a los amantes de géneros más minoritarios con el target principal del festival. Alfred se desenvolvería con soltura en este género neovintage que combinaría lo clásico con lo moderno y que podría resultar una propuesta inesperada tratándose de la candidatura española.
Otra opción que no podemos dejar atrás y que también sorprendería, dado que tenemos que remontarnos a 1975 para encontrar algo igual por nuestro país, es la posibilidad de un dueto mixto sobre el escenario del Altice Arena de Portugal. Son muchas las voces que claman por un tándem formado por Amaia y Alfred para el próximo 12 de mayo e incluso ellos han manifestado desde la academia su interés en vivir esta experiencia juntos. El precedente de su exitosa versión de City of Stars y la innegable química entre ambos también sumaría papeletas para desempeñar un buen papel en la capital lusa.
Entrevistamos a Thalía: «Sería muy bonito que España se volviera a unir para ver Eurovisión»
Se declara eurofan y no tiene ninguna duda de a quién de sus compañeros le gustaría ver en mayo encima del escenario portugués. Hablamos con Thalía sobre su paso por OT 2017 y comentamos también todo acerca de la oportunidad que supone participar en Eurovisión, de la recta final del programa que ya encaramos y de sus planes más inmediatos.
Comunicadora, fotógrafa y videógrafa. Me embarqué en YourWay Magazine para vivir desde dentro lo que siempre había seguido desde fuera. Fuente inagotable de conversación sobre cine, música, televisión y Eurovisión. Tan rara como cualquiera.
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