Dicen que hablar de música siempre es bonito, pero cuando se hace sobre uno de los artistas mas queridos de este país solo puede serlo un poquito más. Hace unos días, podíamos escuchar por fin el nuevo álbum de estudio de Pablo Alborán, un proyecto en el que sin duda se ha dejado el alma a Corazón Descalzo y en el que ha sabido transmitir una imagen renovada de si mismo sin perder esa esencia tan natural que le caracteriza.
Vértigo es el nombre que recibe este viaje por once universos diferentes, universos por los que pararse a escuchar y entender cada uno de ellos es más que obligatorio. Si tuviésemos que describirlos uno a uno podríamos decir que tendríamos delante once emociones con nombre propio.
El malagueño ha querido contar por segunda vez para uno de sus proyectos con el reconocido productor; Julio Reyes, quién además de producir el álbum ha participado en la composición de letras como Si Hubieras Querido , a este, se le ha querido sumar a nivel de coproducción Federico Vindver (coproductor de últimos trabajos de Coldplay o Nathy Peluso). Junto a ellos, el equipo de Art House en Miami, las guitarras de Lolo Álvarez, la orquesta filarmónica de Praga, y todo un equipo entre Miami y Madrid.
Como el mismo Alborán nos contaba hace unos días en su rueda de prensa, pasar por todos los estados emocionales al crear un disco es algo de lo mas normal, pero si le sumamos a esto, el 2020 y todo lo que conlleva, todas esas emociones, se ven traducidas a una fragilidad y vulnerabilidad que queda plasmada inevitablemente en las canciones, pero que a la vez haciendo casi Malabares., se transforman en fortaleza y seguridad
Un proyecto compuesto y trabajado sin presiones, de Carne y Hueso sin la presión de donde ni el cuando, en su estudio, en su Málaga, y que también le ha permitido hacer volar la imaginación a diferentes caminos que quizás en otro momento no se hubiesen planteado de la misma forma. Un disco creado antes, durante y después de un año que no estaba en nuestros planes y que nos ha vuelto a todos un poco mas locos.
Un disco que como él mismo reconoce se ha hecho navegando por El Vendaval infinito de ideas, tratando de encontrar sonidos nuevos solo con la intención de que la creación no tuviera límites. Esta fusión de núcleos, nos lleva a que en esas letras Hablemos de amor, a que si cerramos los ojos fuerte al escucharlas queramos que Siempre sea verano, a recordar como era estar en un estadio lleno a cinco minutos de que empiece el directo, a saber que La fiesta no importa donde, sino con quien y a querer volver a sentirnos tan vivos como antes.
Sin ninguna duda, el viaje que representa Vértigo es como el de una película que siempre quieres volver a ver de principio a fin, y que aunque te la sepas de memoria, no te saltas ni una escena, que sabes que te acabarás aprendiendo los guiones, las pausas, y hasta los créditos finales, pero a la que siempre volverás a darle al play.
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