Dieciocho años han pasado desde que se estrenara La niña de tus ojos. Los mismos años que han transcurrido en el universo de la película que ahora vuelve con su secuela bajo el título de La reina de España, otra vez con Fernando Trueba tras las cámaras.
España ya no está en guerra y los nazis no están en el poder. Son los años 50 y Macarena Granada (Penélope Cruz), la gran estrella americana de origen español, retorna a su tierra después de 18 años en Hollywood. La actriz va a rodar una nueva película en la que encarnará a la reina Isabel la Católica. Al enterarse de su regreso, Blas Fontiveros (Antonio Resines), que no había vuelto a España desde que rodara con la actriz la película La niña de tus ojos, también decide volver a España y reencontrarse así con algunos de sus viejos amigos. Claro que su llegada desatará una serie de acontecimientos que pondrán a prueba el rodaje de la superproducción
Trueba ha repetido el reparto de La niña de tus ojos, ganadora de siete premios Goya de las dieciocho nominaciones que consiguió en 1998, con Antonio Resines y Cruz al frente, además de Neus Asensi, Loles León, Jorge Sanz, Rosa María Sardá y Santiago Segura, a lo que se une Javier Cámara. Un reparto con más años a sus espaldas, como es lógico, pero que sigue manteniendo el encanto de sus personajes durante todo el metraje.
Sin embargo, más allá del cambio de la época en la que se ambienta, pasando de la Guerra Civil y el gobierno nazi a la represión franquista y la apertura a los americanos, la mayor diferencia se encuentra en el género en sí mismo de la película. Si La niña de tus ojos era una historia trágica con tintes de comedia, La reina de España se inclina más por la comedia.
Una comedia que tiene sus buenos momentos, pero que tira demasiado de un humor simplón con el fin de lograr su objetivo y arrancar la risa fácil o la carcajada en el público.
La reina de España no será la misma película que encandiló a los espectadores de 1998. Ni mucho menos. Sin embargo, no deja de ser una secuela muy vistosa y que resuelve los interrogantes que dejó abiertos hace 18 años, dejando otros para una tercera parte que bien sería posible.
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