No hay duda de que Antonio de la Torre pasa por uno de los mejores momento de su carrera. Es uno de los actores más solicitados de nuestro cine, además de toda una referencia. El actor, ganador de un Goya y nominado hasta en 7 ocasiones más, estrena este viernes Que Dios nos perdone, thriller policial dirigido por Rodrigo Sorgoyen que ya ha sido calificado como una de las películas del año. De La Torre forma pareja con Roberto Álamo, ambos se meten en la piel de dos inspectores de policía muy diferentes que persiguen a un asesino en serie en un Madrid marcado por la visita del Papa y por un calor asfixiante.
TITULARES
«Me atraen mucho los personajes que puedo husmear en la realidad»
«Estoy deseando hacer algo de tele»
«Todo lo que he conseguido está por encima de lo que había soñado»
«No tengo la sensación de que en España la cultura sea un asunto de Estado»
«Me encantaría dirigir actores y creo que se me daría bien»
P. ¿Qué fue lo que te atrajo de esta película cuando leíste el guión?
Lo primero que me atrajo fue la dificultad de interpretar un personaje que tartamudea. Una vez que me leí el guión me pareció que la trama estaba muy bien construida porque te esconde el caramelo del personaje que no queremos desvelar para no hacer spoiler y, al mismo tiempo, le daba vida a los dos personajes, tenían vuelo. Me parecía que por un lado había una trama como de thriller compacta y por otro lado que los personajes tenían empaque.
P. Tarde para la ira, La isla mínima, Grupo 7… de nuevo te vemos en thriller policíaco. ¿Qué te atrae del thriller como género? ¿Te sientes cómodo en él?
No especialmente. Me atraen mucho los personajes que puedo husmear en la realidad para inspirarme y trabajar. Y esta era el caso. Cuando hice Grupo 7 conocí a mucha gente de la policía de Sevilla que se portaron muy bien conmigo, me ayudaron, hice muchos contactos… y a través de uno de ellos encontramos a una persona, Isidoro Ruiz, de la Fundación Española de la Tartamudez que me ayudó muchísimo con la preparación del personaje, la forma de hablar… De hecho, él estuvo todo el rodaje conmigo. Y todo eso me encanta. En este tipo de casos sí que me gusta que se unan el actor y el periodista, porque para mí la realidad supera la ficción muchas veces.
P. Es la tercera película de Rodrigo como director, segunda en solitario. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
Si él quiere puede contar conmigo para lo que quiera porque a mí me ha demostrado capacidad de liderazgo y capacidad para coordinar un equipo, y eso consiste en darle a cada uno su sitio, en saber escuchar, en no tener miedo a que opinemos, a que un actor te proponga cosas… Un buen director tiene que saber rodearse de un buen equipo y darle alas para que cada uno haga su trabajo. Y eso a mí Rodrigo me lo ha demostrado. Yo le decía: «has conseguido una cosa maravillosa: que llegues y nunca cambiemos de conversación». Rodrigo escucha, por lo tanto se le puede decir todo, no hay nada que ocultar y eso me parece tan difícil…
P. Interpretas al inspector Velarde, un tipo solitario que padece tartamudez y tiene dificultades de comunicación severa. ¿Cómo definirías tú al personaje?
Sobre todo lo que tú has dicho. Tartamudear es una cualidad, una dificultad, pero no es algo que te define, no eres un tartamudo. Lo definiría como un hombre que le cuesta comunicarse con el mundo, que le cuesta expresarse, que le cuesta relacionarse con los demás.
P. Pero sin embargo es muy bueno en su trabajo, ¿no?
Sí, él en su trabajo encuentra una vía de escape. Yo entiendo que es un tío muy inteligente.
P. Formas pareja con el inspector Alfaro, personaje de Roberto Álamo, un tipo algo despreciable, machista, violento, con problemas de conducta… ¿Te costaría trabajar a ti con alguien así?
No, porque yo creo que él también tiene un componente de ternura. Todos tenemos dos caras. Si de algo me está sirviendo también este oficio, y el de periodista, es para darme cuenta de que la bondad y la maldad no son términos absolutos. Todos hacemos cosas buenas y otras que no son tan buenas.
P. ¿Y a lo largo de tu carrera cinematográfica te has encontrado con alguien con el que no te ha sido fácil trabajar?
Sí, claro. Pero no lo voy a decir sería una cosa horrible (risas).
P. Me comentabas antes que te atrajo sobre todo la dificultad de interpretar un personaje tartamudo, pero ¿cuál fue el mayor reto al que te enfrentaste en esta película?
Para mí, sobre todo, hacer creíble interpretar una persona que tartamudea.
P. ¿Cuál dirías tú qué es el tema de la peli? ¿Con que te gustaría que se quedase la gente cuando salga del cine?
Me gustaría que se quedasen con que la violencia nunca es redentora.
P. Has participado en la serie de AMC El infiltrado pero sin embargo en España hace tiempo que no te vemos en una. Sé que vas a tener un papel en Perdóname, señor. ¿Es por falta de propuestas que te entusiasmen o por el hecho de que una serie puede estirarse mucho en el tiempo?
Por falta de cuadrar agenda. Estoy deseando hacer algo de tele. Ha habido una posibilidad de hacer un proyecto chulísimo de tele que no voy a poder hacer porque tengo otras cosas. Me encantaría. Hay gente que dice que trabajo mucho, supongo que tienen razón, aún trabajando mucho hay cosas que no puedo hacer.
P. ¿Y cómo ves tú la ficción televisiva española? Hace un tiempo Almodóvar, con el que tu has tenido la suerte de trabajar, comentaba que «los actores de televisión no tienen tiempo para hacer un buen trabajo».
Creo que eso está cambiando. Ahora están apareciendo nuevos formatos. Por ejemplo, tengo entendido que Alberto Rodríguez está preparando una nueva serie, La peste. Parece que la gente de Movistar está apostando por nuevos formatos. También Netflix. En los EEUU ya viene ocurriendo hace un tiempo, que la televisión hace productos de gran calidad y yo celebro que eso ocurra en España y estoy deseando embarcarme en alguna. Ojalá pueda ser lo más pronto posible.
P. Ganador de un Goya y nominado en siete ocasiones más. ¿Qué metas le quedan por alcanzar a Antonio de la Torre?
Todo lo que he conseguido ya está por encima de lo que había soñado. Al final esta profesión me ha dado mucho más de lo que yo pensaba.
P. Te hemos visto mojarte en más de una ocasión en temas políticos. ¿Cómo ves tú la situación del cine español actual?
Difícil, pero como casi todos los sectores. Yo sí que creo que la cultura en algunos países como Francia es un asunto de Estado y sería deseable que en España también lo fuera. No tengo la sensación de que sea así. Es algo que depende de todos, es una batalla que tenemos que conquistar todos, no tenemos que esperar que venga el gobierno de turno a regalarnos nada, sino que los ciudadanos tenemos que tomar las riendas de nuestro destino.
P. Tu amigo y compañero Raúl Arévalo ha saltado a la dirección con Tarde para la ira. ¿Te atreverías tú a dar también el salto?
Me encantaría dirigir actores y creo que se me daría bien, perdón por la inmodestia. Pero es verdad que de realización no tengo ni puta idea (risas). Seguramente para dirigir una película hay que tener lenguaje cinematográfico, que Raúl lo tiene, pero dirigir actores sí que me encantaría. Igual si algún día alguien me ayuda con la realización me animo.
P. La película transcurre en Madrid en el verano de 2011, un verano marcado por la visita de Benedicto XVI, por una gran ola calor, la eclosión del movimiento 15M… ¿cómo recuerdas tú ese verano?
Ese verano yo no lo viví aquí, con lo cual no te sabría decir. No viví en primera persona ese Madrid que se puede ver en la película.
P. ¿Algún proyecto a la vista?
En 2017 se estrenará Abracadabra de Pablo Vergel y ahora mismo estoy rodando El móvil de Manuel Martín Cuenca donde tengo un papel secundario.
Graduado en Comunicación Audiovisual. Escribo sobre música y cine en @YourWayMagazine. Devoro series y pelis y no me duermo sin escuchar antes la radio. Curioso, que no cotilla. Friki de la televisión. Con muchas ganas de seguir aprendiendo cada día y conseguir mis metas.
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