Hay historias que entretienen. Las hay también que aburren. Que son para reír o para llorar, pero lo más importante es que una historia, sea cual sea su sentido y significado, deje huella. Hace mucho tiempo que se está considerando a Juan Antonio Bayona como el Spielberg español. Esta afirmación a día de hoy puede ser quizá algo desmedida, ya que el director español solo tiene tres películas. Sin embargo, con solo tres largometrajes está demostrando que tiene un talento innato para que las historias que presenta en la gran pantalla calen bien hondo.
Con El orfanato nos presentó un thriller de terror. Con Lo imposible un drama de supervivencia. Con su último trabajo, Un monstruo viene a verme, cuenta la historia de un joven «demasiado mayor para ser un niño, y demasiado joven para ser un adulto». Conor O’Malley (Lewis MacDougall) es un chico que a sus 13 años ha tenido que asumir muchas responsabilidades. Tras la separación de sus padres y la grave enfermedad que padece su madre (Felicity Jones), se ha visto obligado a tomar las riendas de su hogar. Además, debido al acoso escolar que sufre en el colegio, se ha refugiado en un mundo de fantasía en donde escapar de la rutina y esconderse de sus miedos para no afrontarlos. Incluso en su propio ambiente familiar tiene que enfrentarse con la visión de su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver).
A través de la ventana de su habitación, el joven puede divisar un tejo, un viejo árbol que lleva en pie miles de años. Unos minutos después de la medianoche, Conor despierta y se encuentra con un monstruo (Liam Neeson) a través del cristal. Pero no se trata de una criatura aterradora que viva en las pesadillas. Este monstruo es muy diferente. Quiere algo más aterrador que la realidad: la verdad.
Con un inicio tranquilo, el largometraje poco a poco va creciendo desde la primera aparición del monstruo. Un ser terrorífico y cautivador que cuenta con la profunda voz, en la versión original, de Liam Neeson, que junto con sus movimientos hacen de su monstruo un personaje inolvidable a la vez que misterioso mientras cuenta las tres fábulas al joven protagonista. Fábulas, por otra parte, muy bien tratadas con esos efectos especiales al estilo acuarela, que a muchos les recordará al cuento de los tres magos de Harry Potter.
Sin embargo, el papel del monstruo no sería nada por sí mismo sin la magnífica interpretación de Lewis MacDougall. Un chico nada conocido en el que han descubierto un gran talento a tener en cuenta. El joven intérprete sabe trasmitir esa tristeza y soledad de una persona de su edad que está atravesando unos momentos muy difíciles, un chico que se ha visto forzado por las circunstancias a crecer demasiado pronto. Además, a ello también ayuda Felicity Jones con su papel de madre que intenta proteger a su hijo de su enfermedad. Todo ello culminado con una espléndida Sigourney Weaver en un papel en el que estamos poco acostumbrados a verla, en el de una vulnerable abuela que tiene que lidiar con la enfermedad de su hija y con un nieto con el que la relación es tensa.
Todo ello bajo la batuta de Bayona y apoyado por el guión de Patrick Ness, quien es el autor del libro en el que se basa la película. Juntos consiguen tocar las teclas adecuadas en el momento preciso para hacer que su historia sea lacrimógena y reconfortante a la vez. Porque si algo ha demostrado Bayona con tan solo tres películas, como he dicho al principio, es que sabe contar historias, y con historias como esta estamos deseando que ese «monstruo» venga a vernos muchas veces más.
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