EL OLIVO | Entrevistamos a Javier Gutiérrez: «Esta profesión es un examen constante, te juzgan por tu último trabajo»

Javier Gutiérrez es quizás la cara más conocida del trío de protagonistas de El olivo. Sus años en el mundo de la actuación juegan a su favor en ese sentido. Siempre ha tenido ganas de trabajar con Icíar Bollaín, la directora del metraje, y cuando le llegó la oportunidad no lo dudo.

Su papel es el de un hombre arruinado por la crisis, al que logra dotar del dramatismo y el toque cómico necesario para no desvirtuarlo del tono de la película.

Ahora, sentado en un banco del Jardín Botánico madrileño al sol se dispone a hablar de su último «examen» fílmico, y de cómo el Goya que recibió por La Isla Mínima ha cambiado, en cierta manera, su carrera.


P. ¿Qué fue lo que te atrajo de la película para participar en ella?

Lo primero y fundamental es trabajar con Icíar Bollaín. Es una directora a la que admiro desde hace mucho tiempo, desde sus primeras películas, y me apetecía mucho trabajar con ella. Después de leer el guion lo tuve todavía más claro si cabe. Habla de una película muy necesaria en nuestro país. Habla de algo muy sencillo, casi en tono de fábula, como es la historia de la venta de un olivo por parte de una familia a espaldas de un abuelo y su nieta, que mantienen una relación muy particular con el árbol. Pero más allá de eso habla de las relaciones personales, familiares, del momento pasado y presente de un país, del boom inmobiliario, de la crisis. Todo invitaba a hacer la película sí o sí.

P. ¿Cuál fue el mayor reto para ti a la hora de interpretar a ‘Alcachofa’?

Dotar al personaje de credibilidad, porque se mueve en un terreno pantanoso. Había que combinar el drama con la comedia y no era nada fácil por el tono de la película y a mí me tocaba lidiar con momentos cómicos que me imponían mucho respeto porque si no hilabas muy fino te quedabas fuera del tono de la película. Pero cuando uno está guiado y dirigido por la mano sabia de Icíar Bollaín confía en que eso llegue a buen puerto.

P. ¿No supuso, en lo personal, un reto tener que superar tu alergia a los olivos en una película que, irónicamente, se llama El olivo?

(Risas) Eso es de los hits del rodaje. Me pasó en los primeros días, luego ya se me pasó la alergia y tuve otros inconvenientes a la hora de rodar, como el calor. Había una parte de la película en la que estábamos dentro de una cabina de un camión tres actores con el foquista, el cámara, un sonidista, y era más complejo por logística. Pero mi alergia a los olivos fue vista y no vista.

P. La película toca otros temas, pero tu personaje, ‘Alcachofa’, es un personaje que se ha visto golpeado duramente por la crisis. ¿Cómo definirías a tu personaje de antes de la crisis al que se ve tras la crisis?

Creo que la película está poblada de personajes perdedores, de víctimas de esta crisis, de esta estafa a la que estamos siendo sometidos por culpa de un sistema que engulle absolutamente todo sin ningún escrúpulo. Apetece mucho ponerse en la piel de un perdedor así, defender esa frustración, esa indignación, y dar voz a alguien que se ha equivocado y clama y merece una segunda oportunidad. Hay un antes y un después de este viaje que hace con su sobrina, y su sobrina es la que, de alguna forma, desde su inconformismo y esas ganas de luchar, hace que el personaje sea zarandeado y despierte de la pesadilla que está viviendo.

P. Has dicho que te gustaría trabajar con Icíar Bollaín. Ahora que lo has hecho, ¿estás contento con el trabajo que has realizado junto a ella?

Es una directora que tiene mucha sensibilidad, que tiene muy claro lo que quiere contar, que ha sido y es actriz y por tanto sabe muy bien cómo manejar a los actores, sabe muy bien cómo dirigirlos, negociar con ellos. Solo tengo buenas palabras para el trabajo que hemos hecho con ello.

P. Hablando un poco de tu carrera, ganaste el Goya con La Isla Mínima. ¿El Goya te supuso una cima o te quedan muchas otras que alcanzar?

Esta profesión es un examen constante, te juzgan por tu último trabajo, así que todo lo anterior apenas cuenta muchas veces. Sí es cierto que para mí La Isla Mínima supuso un salto cualitativo, porque gracias a esa película ha habido propuestas de trabajo muy interesantes de directores que a lo mejor hacía unos años no iba a recibir y que me han colocado en otro lugar. Si antes hacía mucha comedia, ahora me llaman para hacer mucho drama o películas que tienen que ver más con el thriller. En ese sentido estoy muy agradecido, pero uno no es mejor o peor actor por los premios que haya ganado, ni por los reconocimientos, uno lo es porque va creciendo a medida que haces diferentes trabajos.

P. Además, también has participado en cine extranjero. Por señalar una en concreto, hace poco trabajaste en la superproducción americana Assassin’s Creed. ¿Hay mucha diferencia con las españolas?

Hay diferencia porque hay más dinero, más tiempo para hacer las cosas y es un juguete mucho más grande, pero no deja de ser una película, un rodaje en el que uno llega al set y trata de hacer bien su trabajo y cuando uno se equivoca se para la acción y se repite de nuevo. No deja de ser cine y no dejas de interpretar a un personaje en una historia, que en este caso es una historia con más dinero.

P. Entonces, ¿qué es lo que le falta al cine español para alcanzar ese estado que tiene el americano?

Contamos con presupuestos que no tienen nada que ver con el cine americano. El cine en Estados Unidos forma parte de la industria, es un motor muy importante en la economía del país. Aquí todavía estamos luchando porque se dignifique a la cultura, una cultura que en la mayoría de los casos no interesa a los gobernantes. Tendríamos que empezar por darle visibilidad a la cultura, por educar y trabajar desde la base y cimentar todo eso para que luego se le dé la importancia que se merece.

Soy un gran defensor del cine que se hace desde España. Tenemos una buena muestra de películas a lo largo del año y siempre, cada temporada, se suelen salvar un puñado de películas que tienen muy buen nivel. Además, de un tiempo a esta parte hemos logrado que el cine español haya llenado las arcas del Estado y que consiga llevar al público español a ver cine hecho aquí.

P. ¿Crees que el cine español está poco valorado por sus políticos?

El ministro Montoro se quejaba hace tiempo que el cine que hacíamos era muy malo, pero no se queja de los millones que gana el Estado gracias a pelis como Ocho apellidos vascos, Palmeras en la nieve, La Isla Mínima… Esto sería impensable en Francia, donde los gobernantes no disparan contra la cultura, cosa que en España el mal ejemplo que hacen nuestros gobernantes con la cultura hace que no se eduque a la ciudadanía.

Daniel San Juan

León. Periodista. Me fui a Madrid para realizar el Máster en Comunicación de El Mundo. El cine es una de mis grandes pasiones y me encargaré de traer las novedades más recientes respecto al mundo de los largometrajes.

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