Cada año, Pilar Eyre es una de las habituales del mundo de la literatura que publica libro, y con éxito, en nuestro país. Un amor de Oriente es su nueva novela, que ha llegado a las librerías bajo la sombra de los nombres de Isabel Preysler y Julio Iglesias pero que, sin duda, no deja de ser una historia apasionante de amor en una España que anda entre la época del franquismo y la transición.
Me reúno con ella en su casa y me recibe espléndida, con la mejor de sus sonrisas y dispuesta a contarme todos los detalles de su nueva publicación. Después de una larga charla con ella y muchos momentos de complicidad, siento que no solo leerla es literatura, sino que también lo es escucharla.
TITULARES
«Si hacía este libro no iba a ser una biografía de colegio de monjas»
«Se dice que el libro lo habíamos escrito Isabel y yo juntas para cargarnos a Julio Iglesias»
«Mi estilo siempre ha sido contar cosas que no se atrevían a hacer los otros»
«El amor en cierta manera es alienante, te crea una cárcel y te encarcela»
«Cuando saqué La soledad de la reina fue uno de los peores momentos de mi vida»
P. ¿Por qué la editorial Planeta y tú pensáis que este es buen momento para publicar Un amor de Oriente bajo la sombra de los nombres de Isabel Preysler y Julio Iglesias?
Podrías pensar que es porque Isabel Presyler está de actualidad, pero es que ella lleva siendo actualidad cuarenta años, con lo cual ese no es un motivo especial. Este libro es un encargo de mi editorial y el desencadenante fue que mis editoras fueron a cenar en Madrid con todo un grupo de personas muy importantes, donde el que tenía el cargo menor era ministro. En vez de hablar del producto interior bruto o de la guerra de Siria estuvieron hablando toda la noche de Isabel Presyler, de cuál era el misterio de esa mujer, quién la conocía realmente… Y las dos editoras se miraron entre ellas y pensaron que ese libro lo tenía que escribir yo.
Vinieron a comer conmigo a Barcelona para proponérmelo y al principio me resistí ya que estaba muy a gusto con la novela que estaba escribiendo. Estaban convencidas de que, aún ella siendo la persona más conocida de España, yo podía desentrañar y explicar cosas desconocidas sobre su vida. Empecé a pensar y a investigar sobre ella y me di cuenta de que había siete años de su matrimonio con Julio que eran como un agujero negro. Investigué más y saqué una historia apasionante en cuanto a lo que atañan Isabel y Julio, pero también con una gran carga simbólica para las mujeres de este país. Fueron siete años en los que Isabelita se convirtió en la Presyler y a la vez todas las españolas nos convertimos en mayores de edad. Eran unos años muy interesantes desde el punto de vista narrativo y en torno a eso he construido esta novela.
P. Con el cambio de planes, ¿qué pasa con la novela que estabas escribiendo?
Tenía tres capítulos ya escritos y era una ficción en la que la protagonista es una periodista de mediana edad y en ella ocurrían muchas aventuras. La dejé, pero tengo un buen material y la continuaré en cuanto acabe la promoción de este libro. Me he propuesto como fecha la Navidad y allí continuaré escribiendo.
P. No es un libro fácil de publicar. ¿Habéis tenido, tanto tú como la editorial, preocupaciones legales de cara a su publicación?
La verdad es que muchas. Es un libro que en principio estaba planteado como biografía, y ya les avisé a mis editoras que si hacía este libro no iba a ser una biografía de colegio de monjas. Mi sorpresa fue que, cuando les entregué el material, me dijeron que estaba muy bien, que era lo que ellos querían pero que tenía que bajar a la editorial cuánto antes, a ser posible ese mismo día. Me recibieron tres señores abogados superserios vestidos con chaleco, corbata y traje diciendo que el libro les había encantado y que se lo habían pasado muy bien leyéndolo pero que, por supuesto, no se podía publicar porque íbamos a tener una demanda impresionante, y más viniendo de una mujer que tiene un buen equipo de abogados. Me quedé anonadada y les pedí una solución, porque si no iba a ser un año de trabajo tirado a la basura. Me hicieron sugerencias de cosas que tenía que quitar y modificar donde el libro quedaba reducido a media página. Estaba muy preocupada y al final ellos me dieron la solución de cambiar los nombres de los protagonistas, ya que era la única forma de no modificar el libro ni rebajarlo sin necesidad de editar el tono, pero yo ya tenía la convicción de que en la primera entrevista iba a decir que la historia era la de Isabel Preysler y Julio Iglesias, ya que no tengo la caradura de deciros a los periodistas que esa no es su historia.
P. ¿No te ha dado miedo correr riesgos legales aun habiendo cambiado los nombres?
Sí, lo que pasa es que al final nuestra profesión es un deporte de riesgo en la que siempre te estás arriesgando un poco, ya sea con las columnas o con los libros; siempre quieres ir un poco más allá. Al final mi estilo siempre ha sido contar cosas que no se atrevían a hacer los otros. El día que empiece a medir un poco las consecuencias será que me habré hecho mayor y a lo mejor me retiro del oficio.
P. ¿Es mayor la responsabilidad que cae sobre una al escribir una novela como esta?
Responsabilidad me ha dado todo, porque tú piensa que también he escrito sobre la reina de España, la madre y la abuela del rey, Eugenia de Montijo, Franco… No he tenido nunca ninguna demanda por ningún libro, ni cartas de gente agraviada ni amenazas a la editorial. Al final la gente sabe que lo que cuento en mis libros es verdad y también mi fuerza siempre ha sido esa.
P. ¿En qué medida, o en qué partes, te has dado la licencia de ficcionar una biografía novelada como Un amor de Oriente?
Los hechos son reales pero sobre ellos he tenido que construir una historia. Mi libro es una novela en la que hay aventuras, misterio, risas y lágrimas, entonces para que tenga un ritmo narrativo le he dado la construcción y la estructura de novela. Me gustaría que más allá de las identificaciones se leyera Un amor de Oriente como una novela pura y dura. Hay gente que me ha dicho que el personaje de Isabel Preysler no les interesa nada pero que el libro les ha encantado, y chicas que vienen a las firmas y dicen que se han sentido muy identificadas con lo que Isabel era en ese momento. Me gusta que la gente se meta en el libro como una historia y una novela siendo indiferente a que estos personajes son reales, que existen y que pueblan las revistas del corazón. Al fin y al cabo el amor que sale en este libro, a pesar de la época y sus condicionantes, es el mismo siempre y te das cuenta que el buen amor es el que te hace libre.
P. ¿Por qué Isabel Preysler reniega de su parecido con la protagonista si en ningún momento le deja en mal lugar y sale bastante airosa de toda la historia?
Ha renegado totalmente y ya se ha encargado ella de decir expresamente que se desmarcaba de este libro. Me han contado un rumor absurdo que corría por Madrid en el que se dice que el libro lo habíamos escrito Isabel y yo juntas para cargarnos a Julio Iglesias. En ningún momento le dije a ella que estaba escribiendo este libro sobre su vida, ni le he preguntado cosas con la intención de meterlas en mi libro, pero yo estaba convencida de que el libro no le iba a gustar porque toca episodios de su vida que no quiere recordar y de los que ella jamás ha hablado. Lo curioso es que mucha gente amiga de ella me ha dicho que ya era hora de que alguien explicara de verdad cómo fue aquel matrimonio.
P. El libro está marcado por el franquismo y la transición, donde ocurre todo. ¿Es también “Un amor de Oriente” un invite a la libertad de la mujer?
Totalmente, porque en el fondo también es un poco la historia de todas nosotras: pasamos de un colegio de monjas a la libertad sexual. En España el divorcio aún no estaba legalizado y ella se atreve a romper con un matrimonio cuando todavía era un escándalo separarse de tu marido. Julio se lo daba todo, acababa de cobrar sesenta y nueve millones de dólares por un contrato con la CBS, la tenía como una reina, pero era incapaz de serle fiel y la tenía aniquilada y sometida completamente como persona y como mujer. Para mí fue un acto de valentía abandonar a Julio en el momento en que se estaba convirtiendo en un cantante internacional millonario.
P. ¿Es más machista el protagonista masculino del libro o la profesión a la que se dedica?
La profesión de artista no es nada machista, al contrario, él era un pájaro raro porque era una época de cantautores con grandes voces, concienciados y progresistas, mientras él era un tío conservador de derechas que vestían con trajes de tres piezas. No tenía voz y apenas se movía en el escenario, era una persona que iba a contracorriente totalmente y lo sigue siendo, con lo cual, con esta mentalidad, qué mujer podía aguantarlo…
P. ¿Hay todavía mucho que hacer con respecto a la libertad o liberación de la mujer hoy en día?
El marco social ha mejorado muchísimo, porque tú piensa que las mujeres de mi edad no podíamos salir de España sin permiso paterno, abrir una cuenta corriente o múltiples cosas. El amor en cierta manera es alienante, te crea una cárcel y te encarcela; es muy difícil encontrar una persona que te ame en libertad y el amor implica cierta sumisión, al menos como yo lo he vivido y lo entiendo. Creo que todavía las mujeres tenemos una forma de amar que nos somete, por mucho que seamos libres en el trabajo y tengamos independencia económica, que es la base de todo. La misma Simone de Beauvoire, madre de todas las feministas, decía que un hombre es feliz con su carrera pero que ella no conocía a ninguna mujer que si no ama a un hombre sea feliz, por muy exitosa que sea en su carrera. A lo mejor es que todavía no conocemos ninguna manera de querer que nos libere.
P. Y ahora con la presidencia de Trump, ¿damos un paso para atrás o no?
Yo creo que ni Trump ni nadie puede llevar la maquinaria de la historia hacia atrás. Me acuerdo que cuando ganó el Partido Popular aquí también se decía que se iba a restringir la ley del aborto, el divorcio… y nos amenazaban con todos los males del infierno. Las conquistas sociales son irrenunciables y no hay marcha atrás, es imposible. Lo que sí es cierto es que si ha ganado Trump es porque una gran parte de América es conservadora, y no la conocemos porque nosotros prácticamente conocemos la América de Woody Allen y ahora nos damos cuenta de cuál es la realidad. Incluso con Obama ha continuado existiendo la pena de muerte en muchísimos estados de los Estados Unidos; ha existido Guantánamo y ha habido un montón de cosas inconexas. La sociedad es la que va marcando los pasos, hay muchos que dar y no creo que el que esté Trump vaya a cambiar mucho las cosas.
P. Durante la creación del libro, ¿has echado de menos la veracidad en primera persona y el desgarre de Mi color favorito es verte y Nomeolvides?
La verdad es que todavía se me sigue acercando mucha gente a las firmas de libros llamándome Pilarita, como en las dos novelas. En cierta manera te viertes en todos los libros porque por mucho que tú intentes meterte en el alma de otras personas, juegas con tus armas, entonces mis personajes quieren como yo, sus recuerdos de infancia supongo que son como los míos, sus relaciones con sus padres se parecen mucho a la mía y, aunque no lo quieres, siempre acaba habiendo mucho de uno mismo. En este de Isabel creo que también y no solo por tener la misma edad, si no que muchas de las personas que ella conoce también forman parte de mi entorno, y yo en un lado de la trinchera y ella en el otro, hemos tenido una vida parecida.
P. Ahora, ya visto con un poco más de perspectiva, ¿publicar esos libros fue una terapia?
Cuando yo publiqué el libro mucha gente me decía que me lo había inventado y que no era verdad y otros que cómo había tenido el descaro de publicarlo y que había sido una obscenidad llevarlo a cabo. No sé si fue una terapia, lo que sí te puedo decir es que yo no puedo vivir sin escribir, y si así fuera creo que ya no estaría en este mundo porque la escritura me salva de muchos pájaros negros y de todas esas cosas por las que sufrimos tanto. Escribir es mi país, mi tierra, mi patria, me pongo delante del ordenador con una velita y soy feliz mientras pasan horas y horas. También me gusta la promoción porque es hablar con la gente que lee mis libros, establecer relaciones de complicidad con muchas personas que se te acercan… Amo mi profesión sobre todas las cosas.
P. ¿Te ha hecho ser alguien mejor la publicación de tus dos anteriores libros?
Intento ser mejor todos los días porque la bondad es algo que se ha desprestigiado. Cuando era joven era muy distinta a ahora, era despiadada y competitiva, trabajaba en Interviú cuando era la única mujer reportera que había y tenía que estar demostrando continuamente que estaba a la altura de los mejores. Había hecho muchas trastadas periodísticas para sacar una exclusiva, había luchado codo con codo con otros grandes periodistas de otros medios para levantarles una noticia y no tenía ningún remordimiento. Hacía cosas que ahora sería incapaz de hacerlas y aquella Pilar de entonces no me gusta nada, me parece una persona sin sentimientos que pone la exclusiva por encima de todo y creo que si perdemos de vista esto seríamos peores como personas y como profesionales.
P. Pilar, ¿qué hay de la soledad del escritor?
Esta es una profesión solitaria, generalmente mal pagada y mal valorada. Cuando dices que eres escritor la gente insiste en si te dedicas algo más, y cuando dices que también eres periodista se vuelve a insistir en lo mismo. El otro día estuve en una cena en la que este «algo más» duró media hora, a la gente le parece poca cosa esto y no lo valora. No sé por qué nunca salen los escritores entre los personajes más influyentes. La persona que más libros vende en España es una mujer, María Dueñas, y creo que tendría que estar en todas las listas de las personas más influyentes de nuestro país. Cualquiera que resalte un poco o tenga algo más de fama parece que tenga más influencia que ella. El rostro de María es prácticamente desconocido y, sin embargo, tiene el talento de acaparar totalmente la atención de todos los lectores cada vez que publica libro.
P. Justo antes de la publicación de tus dos libros autobiográficos sufriste el bloqueo del escritor, al que muchas veces está sometido, ¿cómo es vivir estos momentos?
Es cierto que he tenido crisis porque personalmente siempre estoy en crisis, pero no soy una señorita cursi. Me pongo pico y pala delante del ordenador cada mañana y ni si quiera me pregunto si estoy inspirada o no. Me pongo a escribir y unas veces me sale peor o mejor y es tan sencillo como borrar o no, pero jamás pienso «hoy no voy a escribir porque no me han visitado las musas». Soy una obrera de la literatura y le dedico muchas horas, soy una profesional de esto y llevo viviendo de ello muchos años ya.
P. En la anterior entrevista me dijiste que estabas más que dispuesta a seguir luchando por alzarte con el Premio Planeta, ¿sigues teniéndolo en mente?
Claro. Quien no tiene objetivos en la vida está muerto. Mi objetivo profesional primero es el de conservar a mis lectores y aumentarlo, y después conseguir el premio más importante de las lenguas castellanas, que es ese. Si hay algún escritor que te diga lo contrario, yo te aseguro que miente.
P. ¿Hasta qué punto es viable que un escritor, sin contar con el respaldo de una buena promoción en televisión, pueda vivir hoy en día de su escritura?
Es imposible. Esto es un sueño imposible, porque puedes tener un acierto de un primer libro que se venda muchísimo, como, por ejemplo, le pasó a Milena Busquets con Todo esto pasará, que es su primer libro y es muy bueno, pero es una cosa que se da muy raramente. Los primeros libros tienes que trabajarlos mucho y pensar que es una buena inversión de futuro.
Lo que te da la capacidad de vivir de la escritura es tener una carrera sólida y con grandes títulos detrás, porque ahí es cuando se fijan en ti las editoriales y te dan buenos anticipos y adelantos. Vales lo que vendes, y si vendes mucho, ganas mucho, y sino ganarás poco dinero, no hay ninguna trampa en eso. Si no tienes un apoyo de los grandes medios de comunicación y las televisiones sí que es verdad que es muy difícil.
P. Haciendo balance de tu carrera, tanto de escritora como periodista, ¿qué es lo más desagradable que te ha dado esta profesión?
Muchas cosas… Cuando saqué La soledad de la reina lo pasé muy mal y creo que fue uno de los peores momentos de mi vida. Traté un tema tabú como era la relación de los reyes y en aquellos momentos tuve muchos problemas profesionales. Me despidieron del sitio donde trabajaba, me vetaron absolutamente en todas partes y así me consta. Tuve un parón profesional muy fuerte y de ahí me salvaron los lectores. El libro vendió trescientos mil ejemplares y aún sigue vendiéndose mucho.
P. Ya para terminar Pilar, ¿qué es lo que te queda por hacer como profesional?
Quiero ganar el Premio Planeta, quiero ganar el Premio Nobel y por otra parte quiero seguir con mis colaboraciones en Lecturas, que me divierten mucho. También me gusta la repercusión que tienen mis columnas, las cosas que la gente me pone en las redes sociales. La oportunidad de conoceros a los periodistas jóvenes me encanta, es una de las cosas más divertidas de la profesión, el tener contacto con vosotros. En las entrevistas que hago siempre hablo de las entrevistas que me habéis hecho otros porque me aportáis un espíritu nuevo y me asombra la generosidad que tenéis los escritores y periodistas jóvenes con los que somos más veteranos. Es una profesión que me ha dado mucho y estoy muy feliz.
Fotografías YW: Mario Temiño (Edición: Rocío Muñoz)
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