CRÍTICA DE CINE | «Más allá de las montañas», sin olvidar nuestras raíces

¿Puede cambiar la cultura china por la influencia de occidente? ¿Se perderán sus tradiciones y sus jóvenes estarán menos ligados a sus costumbres? A esas preguntas intenta dar respuesta el aclamado director chino Jia Zhangke en su última película, Más allá de las montañas. Una crítica suave que se aventura a criticar la llegada del capitalismo a China y como, a través de sus tres protagonistas, cambia a la sociedad a lo largo de tres décadas.

La película se divide en tres actos, cada uno con diez años de diferencia aproximadamente. Arranca en 1999 en plena celebración del año nuevo, y nos presenta a Tao, una joven de Fenyang que es cortejada por dos de sus amigos, Zhang y Liangzhi. Este primer acto nos mostrará cómo la cultura de China se empieza a ver mezclada con tintes capitalistas, sobre todo en la piel de Zhang, mientras se desarrolla el triángulo amoroso entre los protagonistas.

La película después se traslada hasta el año 2014, y muestra cómo ha evolucionado la relación entre los protagonistas. Tao y Zhang se casaron, tuvieron un hijo al que llamaron Dólar (nombre muy apropiado para esta sutil crítica), mientras que Liangzhi tuvo otra familia alejándose de sus amigos. En esta parte Zhangke hace acopio de esa pérdida de identidad de la China tradicional precisamente a través de Dólar, quien sabe manejar a la perfección la tecnología a su escasa década de edad, pero desconoce cualquier costumbre china de la década anterior.

El último acto nos lleva a un futuro 2025, a la lejana Australia, lugar donde el joven Dólar tiene una crisis de identidad. En él se ve el reflejo de los desórdenes afectivos, los lingüísticos y los culturales. No sabe cuál es su lugar y solo tiene reminiscencias de su madre en un lugar que no recuerda, pues no sabe si llamarlo tan siquiera hogar. Aunque esta parte es también la más floja de todo el metraje.

Más allá de las montañas es un torrente emocional. De ritmo lento y pausado, puede hacer que el espectador sienta tedio, pero el interés que logra implantar y las ganas de saber que ocurrirá con los personajes hace que, a pesar de su lentitud, no se haga aburrida.

Cabe destacar la actuación de la actriz fetiche, y también esposa, del director Zhangke, Zhao Tao, quien realiza una de las interpretaciones más desgarradoras de todo el film. El resto de personajes, sobre todo los secundarios, cumplen con sus roles, aunque algunos se exponen a convertirse en parodias de sí mismos en el acto futurista.

En definitiva, una alegoría que pretende enseñarnos a disfrutar de todos los momentos posibles de la vida y a no olvidarnos de nuestras raíces por muchos cambios que suframos a lo largo de los años.

Daniel San Juan

León. Periodista. Me fui a Madrid para realizar el Máster en Comunicación de El Mundo. El cine es una de mis grandes pasiones y me encargaré de traer las novedades más recientes respecto al mundo de los largometrajes.

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