CRÍTICA DE CINE | «Ninja Turtles: Fuera de las sombras», para disfrutar con palomitas

ninja turtles: fuera de las sombras

Las tortugas ninja, esos personajes tan queridos en la época de los 80 y los 90, volvieron hace dos años con un lavado de cara que no dejó indiferente a nadie. Ahora, y tras el éxito comercial de ese reboot, llega la segunda entrega bajo el título de Ninja Turtles: Fuera de las sombras.

El sillón de director lo ocupa en esta ocasión Dave Green, tomando el relevo de Jonathan Liebesman y de nuevo con Michael Bay como productor, algo que se notará a lo largo de toda la película ya que no parece inevitable que deje el toque que sus seguidores adoran en sus largometrajes.

Esta entrega continúa, cronológicamente, un año después de lo sucedido en la primera. Tras salvar a la ciudad de Nueva York del malvado Destructor, las tortugas continúan viviendo en las alcantarillas, ocultándose de la gente. Sin embargo, todo cambia cuando un científico rescata a Destructor mientras es trasladado a prisión junto a dos maleantes.

Destructor y su nuevo aliado, Krang, intentarán conquistar el mundo convirtiendo, gracias a una misteriosa sustancia, a hombres en animales superdotados, pudiendo ser efectiva esa misma fórmula a la inversa, poniendo en un dilema a las tortugas: seguir siendo lo que son o transformarse en humanos.

Además de los personajes ya conocidos de la anterior película como Megan Fox en el papel de April O’Neil, la secuela incluye personajes nuevos que a los fanáticos de la serie animada les arrancarán más de una sonrisa. Hablamos tanto de Bebob y Rocksteady como del General Krang, nunca antes vistos en la gran pantalla y que dan continuidad a la historia con elementos nuevos.

Mención aparte merece Stephen Amell, a quien muchos reconocerán por su papel como Oliver Queen en la serie de DC Arrow, y que en esta ocasión se calza los patines, el stick y la máscara de hockey para interpretar a Casey Jones, el amigo humano y «ninja» de las tortugas.

Visualmente el metraje luce espectacular. Se ha mejorado el CGI y las tortugas lucen más realistas que nunca, al igual que el villano Krang y Bebob y Rocksteady. Además, y haciendo referencia al toque Micahel Bay, la película deja secuencias dignas de sus otros trabajos como Transformers, con grandes destrucciones y construcciones titánicas que lucen increíbles en pantalla.

Sin embargo, la cinta flojea en su guión. Presenta una historia poco tratada y unos conflictos que no llegan a profundizar y hacerte sentir empatía alguna por las situaciones y los personajes, llegando a la conclusión de que solo sirven para resolverse en secuencias de acción, pero que son entretenidas. Aun así, hay que señalar que la película no pretende más que eso, ser un entretenimiento sin grandes aspiraciones y que se lleva mejor acompañado de palomitas y… una pizza.

Daniel San Juan

León. Periodista. Me fui a Madrid para realizar el Máster en Comunicación de El Mundo. El cine es una de mis grandes pasiones y me encargaré de traer las novedades más recientes respecto al mundo de los largometrajes.

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